BRASILIA.- Los brasileños se preparaban para votar mañana domingo en elecciones generales custodiados por un enorme operativo de seguridad, con la única duda de si el candidato de izquierda Luiz Inácio "Lula" da Silva ganará directamente la presidencia o deberá enfrentar un balotaje.
Una encuesta divulgada el sábado volvió a confirmar el favoritismo de Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), al otorgarle el 43 por ciento de las intenciones de voto, cerca de la mayoría necesaria para un triunfo definitivo.
El oficialista José Serra, del Partido de la Social Democracia (PSDB) del saliente Presidente Fernando Henrique Cardoso, se afianzó en un distante segundo lugar, con un 19 por ciento de apoyo.
La encuesta, realizada el viernes entre 2.501 personas por el instituto Vox Populi por encargo del periódico Correio Braziliense, fue la primera desde el debate televisivo final que protagonizaron los candidatos presidenciales el jueves, en el cierre de la campaña electoral.
Sin embargo, pese a las expectativas previas, ese cierre de campaña no produjo aparentemente un impacto importante en los más de 115 millones de electores y la encuesta mostró escasa variación con relación a los sondeos ya conocidos.
Tanto Lula como los candidatos Anthony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con 15 por ciento, y el centroizquierdista Ciro Gomes, del Frente Trabalhista, con 13 por ciento, se mantuvieron estables, mientras Serra fue el único que creció un punto porcentual.
Las encuestas marcan que Lula, pese a que estaría muy cerca de ganar la presidencia el domingo, aún no cuenta con el apoyo necesario para evitar una vuelta definitoria con el segundo candidato más votado, que sería el 27 de octubre.
Con todos los actos de campaña concluidos y con los candidatos esperando el inicio de la votación, el foco de la atención del país se dirigía a la gigantesca movilización de efectivos militares y policiales en las principales ciudades de Brasil para prevenir actos de violencia.
Sólo en Río de Janeiro, la ciudad más emblemática del país, habrá en las calles 40.000 efectivos, respaldados por helicópteros, luego de amenazas sobre posibles acciones de bandas de narcotraficantes que controlan las áreas más pobres de la ciudad, las favelas, de perturbar los comicios.
El lunes, Río quedó paralizada tras el cierre de comercios, escuelas y universidades por amenazas de los traficantes, aparentemente en protesta por el trato que "capos" de la droga detenidos reciben de la policía.
En el operativo, que se extenderá en al menos nueve de los 27 estados brasileños, participarán fuerzas policiales, civiles y hasta efectivos del Ejército, la Marina y la Aeronáutica.
Serra espera segunda vuelta
Tras el debate del jueves, transmitido por la principal cadena de televisión del país, la Red Globo, y visto por millones de brasileños, dirigentes cercanos al socialdemócrata José Serra se mostraron optimistas sobre la posibilidad de una segunda vuelta.
"Serra obtendrá, pienso yo, de 25 a 26 por ciento (de los votos) en el día de la elección. Con eso, irá con muchas chances para la segunda vuelta", dijo a periodistas el diputado Michel Temer, presidente del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que integra la coalición oficialista que respalda a Serra.
Para ganar la presidencia el domingo del mayor y más poblado país de América Latina y evitar un balotaje, Lula necesita obtener la mitad más uno de los votos válidos, cifra de la que está a poca distancia, según los sondeos.
Las encuestas además coinciden en que Lula ganaría a cualquiera de sus rivales en una segunda vuelta, pero muchos analistas políticos consideran esa instancia como el escenario de un nuevo proceso electoral abierto, entre dos contendores.
La posibilidad de que Lula llegue al poder en Brasil ha sacudido a los mercados financieros, ante la creencia de algunos inversionistas de que el PT no será capaz de manejar en forma eficiente la economía del país, que arrastra una deuda de 260.000 millones de dólares.
La desconfianza ha golpeado a la moneda brasileña, el real, que perdió desde enero alrededor del 35 por ciento de su valor frente al dólar.