El secreto del éxito del nuevo santo fueron su fogosidad y carisma personal, que fascinaban a quienes lo rodeaban.
CIUDAD DEL VATICANO.- Amado por su gran carisma y odiado por sus posiciones ultraconservadoras, el español Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, canonizado este domingo por el Papa Juan Pablo II, es uno de los personajes más controvertidos de la historia reciente de la Iglesia.
Tras su beatificación en 1992, 17 años después de su muerte, numerosas críticas han salido a relucir no sólo por parte de sus tradicionales enemigos, en general los sectores más liberales y abiertos del mundo católico, sino también por algunos de sus colaboradores.
Descrito como un hombre "ambicioso, colérico y vanidoso", el secreto de su éxito fueron su fogosidad y su carisma personal, que fascinaban a quienes lo rodeaban.
"Vivió toda su vida en medio de las incomprensiones. Los 'buenos', es decir, otros católicos, llegaron en muchas ocasiones a impulsar la persecución religiosa, a crear trabas administrativas y a difundir calumnias contra él, diciendo que era loco, hereje y francmasón", escribió el abate francés Guillaume Derville, uno de los actuales dirigentes del Opus Dei.
Hijo de un modesto vendedor de tejidos, Escrivá de Balaguer nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro, en la región de Huesca (norte de España).
Ordenado sacerdote en 1925, se trasladó a Madrid en 1927. Un año después, el 2 de octubre de 1928, por "inspiración divina" funda el Opus Dei (Obra de Dios), una institución católica laica, abierta a las mujeres, pero que debe ser siempre liderada por un eclesiástico.
"La Obra" tenía como objetivo la educación de los jóvenes y la difusión, sobre todo, de la "santificación del trabajo".
El primer centro del Opus Dei fue abierto en 1933 en Madrid. Sus simpatizantes eran reclutados sobre todo en las universidades, en medios estudiantiles e intelectuales.
En 1934 publicó "Camino", su libro más conocido y traducido a 34 idiomas, y su movimiento comenzó a expandirse a otros países. Dos años después estalló la Guerra Civil Española y se vio obligado a huir a Francia.
Regresó en 1939. Su alegada cercanía al dictador Francisco Franco y el carácter político que le estaba dando a la organización, según sus críticos, fueron algunas de las barreras que debió vencer para imponer su mensaje en la España de entonces.
El Opus Dei prosperó en la España franquista y con cada cambio de gabinete se medía su nivel de influencia. Se dice que en una ocasión, de 19 ministros del Gobierno 12 eran simpatizantes de la entidad.
Sus críticos consideran que minimizó el horror del nazismo, tomándolo como un muro de contención "providencial" contra el comunismo.
En 1946, el nuevo santo se trasladó a Roma, en donde obtuvo el doctorado en teología y logró del Papa Pío XII el reconocimiento como "institución secular", que puede admitir a personas casadas y a sacerdotes del clero secular.
Conoció tres pontífices: Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI, y siguió los trabajos preparatorios del Concilio Vaticano II (1962-1965).
A partir de los años 50, Escrivá de Balaguer se dedicó a difundir su obra abriendo centros y residencias, y efectúa numerosos viajes a Europa y América Latina, entre ellos a México, Argentina y Chile.
Antes de su muerte a los 73 años, ocurrida en Roma el 26 de junio de 1975, la Obra tenía alrededor de 60.000 fieles en el mundo. Hoy en día son 84.000.
Después de su muerte, el Opus Dei inició el proceso de canonización. La fase de beatificación estuvo rodeada de polémicas por la rapidez del proceso.
El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo beatificó y diez años después, al cumplir 100 años de nacido, tras haber demostrado la realización de dos milagros gracias a su intermediación, entre ellos la curación "inexplicable, duradera y repentina" en 1992 del médico español Manuel Nevado Rey, alcanza los altares de la Iglesia católica.
