SRINAGAR, India.- La principal ciudad de Cachemira quedó paralizada este lunes, en la víspera de la última ronda de unas sangrientas elecciones estatales, en protesta por las declaraciones de un predicador estadounidense, quien calificó al profeta Mahoma de "terrorista".
Tiendas, negocios y escuelas cerraron en Srinagar durante la huelga, convocada por la Federación de Comerciantes Cachemiros y respaldada por grupos religiosos y sociales del estado del Himalaya, centro de una confrontación militar entre la India y Pakistán.
Los comicios terminarán el martes en el distrito de Doda, un área montañosa de densos bosques de pinos infestada de rebeldes separatistas y dividida políticamente entre reductos pro indios de mayoría hindú y áreas anti indias musulmanas.
Un policía murió y otros dos resultaron gravemente heridos este lunes tras la explosión de una bomba presuntamente plantada por rebeldes en la aldea de Bangra, en Doda, dijeron las autoridades sin dar detalles.
La protesta de este lunes fue convocada después de que la prensa local reprodujera los comentarios del reverendo Jerry Falwell a la cadena estadounidense de televisión CBS.
En declaraciones citadas por la versión online del programa "60 minutes", de CBS, el pastor bautista dijo que pensaba que la figura más religiosa del Islam era "un terrorista" y que había "leído lo suficiente (...) tanto de musulmanes como de no musulmanes (para decidir) que (Mahoma) era un hombre violento, un hombre de guerra".
La principal alianza separatista de Cachemira, la Conferencia Hurriyat (Libertad) de Todos los Partidos, describió en un comunicado las declaraciones de Falwell como una "guerra contra la humanidad", y calificó a los cristianos de "terroristas".
"Hicieron estragos en Vietnam, mataron a gente inocente en Irak y son responsables de las matanzas de palestinos", dijo Hurriyat.
La huelga aumentó la inquietud en el único estado indio de mayoría musulmana.
Unos 90.000 agentes de seguridad fueron desplegados en las seis circunscripciones que irán el martes a las urnas en el distrito fronterizo con Pakistán.
La India considera las elecciones como una prueba de la promesa paquistaní de detener a los militantes musulmanes que entran en el disputado territorio himalayo para fomentar la revuelta separatista, que en junio llevó a los dos vecinos con capacidad nuclear al borde de la guerra.
El gobierno indio acusa a Pakistán de ayudar a los rebeldes a cruzar a la Cachemira india para unirse a la revuelta separatista y dice que esta penetración ha aumentado durante los comicios, una denuncia que Pakistán niega.
Más de 600 personas, muchas de ellas militantes radicales, han muerto desde que se anunciaron las elecciones el 2 de agosto.