CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II instó hoy a la Iglesia chilena a alcanzar la "convivencia reconciliada" con sus ciudadanos, pero "sin ocultar la verdad", al recibir en el Vaticano a un grupo de obispos chilenos.
"Este comienzo de milenio, que acerca Chile al segundo centenario de su independencia, plantea a la Iglesia y a todos los ciudadanos el desafío crucial de alcanzar una convivencia plenamente reconciliada en la que, sin ocultar la verdad, se ha de dar cabida al perdón", afirmó el Pontífice.
Así se "cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas", agregó el Santo Padre.
El pedido del jefe de la Iglesia Católica fue hecho a varios prelados chilenos, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, cardenal Francisco Javier Errázuriz, quienes cumplen la tradicional visita "ad limina apostolorum", que se efectúa cada cinco o siete años al Papa.
"La Iglesia, que tiene la misión de ser instrumento de reconciliación de los hombres con Dios y entre sí, ha de ser la casa y la escuela de la comunión, en la que se sabe apreciar y acoger lo positivo del otro y en la que nadie ha de sentirse excluido", agregó el Papa en su discurso.
A los obispos chilenos, quienes comunicaron a Juan Pablo II sus inquietudes y esperanzas pastorales, el Papa invitó a que continúen a ocuparse de la formación de los jóvenes a través de las Universidades y Escuelas católicas, que "gracias a Dios son numerosas", dijo.
Juan Pablo II recordó su visita a Chile en abril de 1987 y elogió el "profundo arraigo de la fe cristiana en sus gentes", a la vez que advirtió sobre las "rápidas transformaciones" que genera el fenómeno de la globalización.
"Es de esperar que los esfuerzos del pueblo chileno para insertarse en el mundo global no lo lleven a perder su identidad cultural, evitando que todo se reduzca a un mero intercambio económico", afirmó el Pontífice, quien mañana festejará 24 años de Pontificado, uno de los más largos de la historia.
Asimismo, el Papa reiteró su rechazo al proyecto de ley para la instauración del divorcio en Chile, único país occidental que no acepta oficialmente las rupturas matrimoniales.
"Conozco y valoro cuanto estáis haciendo en favor de la familia (...) que está sometida a insidias que atentan a aspectos esenciales según el proyecto de Dios, como es el matrimonio con carácter indisoluble", afirmó.
Juan Pablo II invitó al clero chileno a "acompañar y orientar los procesos que se llevan a cabo en vuestro país en la reforma de aspectos tan cruciales para el bien común, como son, la educación, la salud y la administración de justicia".
El Papa también tuvo palabras de aliento para los marginados, recordando que los más necesitados no deben ser considerados "el residuo más insignificante" de un progreso que sólo tiene en cuenta aquello que comporta éxito, acumulación desmesurada de bienes y posición de privilegio.
En este sentido, Juan Pablo II aseguró que la Iglesia siempre condenará el desprecio hacia los marginados, a los que siempre defenderá.
Juan Pablo II condenó además el hedonismo, la mediocridad y el éxito inmediato, abogando para que los jóvenes no caigan en esos males sociales, e hizo votos para que no se amedrenten ante las dificultades que presenta la vida.