CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II firmó hoy en el Vaticano la
Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", con la que introduce cinco nuevos misterios a los hasta ahora 15 del Santo Rosario, a los que ha llamado "Misterios de la Luz" y que se rezarán los jueves.
El Santo Padre también proclamó el año que va desde octubre de 2002 hasta el mismo mes de 2003 como "Año del Rosario", convencido de que este pío rezo servirá para invocar la paz en el mundo y defender a la familia.
Juan Pablo II publicó la nueva Carta Apostólica (documento pontificio) el mismo día en el que se cumple el 24 aniversario de su elección -el 16 de octubre de 1978- como Papa. La firmó en la plaza de San Pedro del Vaticano delante de una imagen de la Virgen del Rosario y ante unas 20.000 personas.
Juan Pablo II aprovechó la ocasión para reiterar que seguirá al frente de la Iglesia "hasta el final", es decir, mientras Dios quiera, y salió al paso una vez más de las voces que daban por hecho una renuncia al Pontificado por motivos de salud y edad, ya que tiene 82 años.
"Rosarium Virginis Mariae", un documento de 60 páginas, supone el mayor cambio registrado en el Rosario en sus 800 años de vida.
El Santo Rosario se componía hasta hoy de quince misterios, referentes a momentos importantes de la vida de Jesús y de María.
Se agrupaban en tres bloques de cinco misterios cada uno: los misterios gozosos (la encarnación y la vida oculta de Jesús), los dolorosos (la pasión) y los gloriosos (la resurrección).
En la Carta, el Papa resaltó el carácter cristológico del Rosario, por lo que considera "oportuno" incorporarle cinco nuevos misterios sobre la vida pública de Cristo, desde el Bautismo a la Pasión.
Los ha llamado "Misterios de la Luz", los que se refieren al bautismo de Jesús en el Jordán, su autorrevelación en las Bodas de Caná, su llamada a la conversión, su Transfiguración y la institución del sacramento de la Eucaristía.
Tras la incorporación de los nuevos misterios, la distribución del rezo del Rosario es la siguiente:
- Los gozosos se rezarán los lunes y los sábados.
- Los dolorosos los martes y viernes
- Los gloriosos, los miércoles, sábados y domingos.
- Los de la luz, los jueves.
Juan Pablo II precisó que ello no significa que quien lo desee no rece el Rosario completo a diario.
En la Carta Apostólica, Juan Pablo II resalta que el Rosario es un instrumento eficaz ante los males de la sociedad.
"Al inicio de un milenio que se ha abierto con las horrorosas escenas del atentado del 11 de septiembre de 2001 y que cada día ve en muchas partes del mundo nuevos episodios de sangre y violencia, promover el Rosario significa sentirse implicados en un compromiso concreto de servir a la paz", escribió el Papa.
Juan Pablo II agregó que también sirve para ayudar a la familia, "célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución".
Del Rosario destacó que es una oración contemplativa y a la vez de meditación y súplica.
El Rosario fue inventado por el santo español Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicaciones, entre 1205 y 1208, como expresión de amor a la Virgen María.
A lo largo de los siglos fue recomendado por todos los papas, entre los que destacó Pío V, que lo prescribió a todo el mundo tal y como se reza hoy día, con sus padrenuestros, Avemarías y glorias.
Al inicio se le llamó "Salterio de la Virgen María", porque con su rezo las personas que no sabía leer reemplazaban el rezo del Salterio, es decir, los 150 salmos de la Biblia que los religiosos tenían que leer cada semana.
La palabra Rosario significa colección de Rosas y el rosario se compone de 59 cuentas.
Están repartidas de la siguiente manera: cinco grupos de diez cuentas cada uno para contar las diez Avemarías de cada misterio, y entre una decena y otra hay una cuenta para rezar el Padre Nuestro que va al principio de cada Misterio.
Las cinco restantes están colocadas al principio y van desde el crucifijo hasta donde empiezan las decenas. Estas cuentas son en honor de las cinco llagas de Cristo o de los cinco misterios que se van a meditar.
Juan Pablo II precisó que el Rosario no sustituye al Evangelio y en la carta subrayó también la conveniencia de redescubrir el silencio, sobre todo en una sociedad como la actual tan condicionada por la tecnología y los medios de comunicación y en la que mantener el silencio cada vez es más difícil.
Asimismo, exhortó a que las familias lo recen unidas, porque, aseguró, "la familia que reza unida permanece unida".