LONDRES.- Científicos del Instituto Max-Planck de Física Extraterrestre afirmaron hoy que descubrieron en el centro de la Vía Láctea, al que calificaron como un enorme agujero negro, misterioso objeto celestial que succiona todo a su alrededor, incluida la luz.
Al observar la órbita de una estrella alrededor de un campo gravitacional invisible, un equipo internacional de científicos eliminó otras posibilidades de explicar el fenómeno.
"Es un gran adelanto", dijo el doctor Reinhard Genzel, del Instituto Max-Planck de Física Extraterrestre, cerca de Munich, quien lideró el equipo.
"Hemos podido excluir algunas configuraciones alternativas posibles (...) no queda nada que podamos considerar realista y posible, excepto un agujero negro".
Los astrónomos han estado reuniendo información acerca de los agujeros negros, que se detectan al medir su efecto en las estrellas cercanas o la actividad alrededor de sus bordes, por más de 20 años.
Existe evidencia creciente de un gran agujero negro, más de un millón de veces la masa del sol, en el centro de nuestra galaxia y otras, pero Genzel y su equipo creen que su investigación es hasta ahora la mejor prueba.
"La mayoría de los astrofísicos aceptará que los nuevos datos suministran evidencia convincente de que existe un agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea", dijo Alvio Renzini, científico del Observatorio Europeo del Sur en Chile.
Misterios del Universo
Los agujeros negros, como el del centro de la Vía Láctea, se cree son los restos de un quásar fallecido. Un quásar es el corazón poderoso y superbrillante de las galaxias.
Postulados por primera vez por Albert Einstein, los agujeros negros han sido descritos como la victoria final de la gravedad, debido a su capacidad de succionar estrellas y otros astros galácticos.
Genzel y su equipo, cuya investigación fue reportada en el periódico científico Nature, se concentraron en el agujero negro analizando 10 años de datos y observaron casi enteramente la órbita de una estrella llamada "S2" alrededor del agujero negro.
"Este es el único caso que conocemos en toda la astronomía donde este tipo de estrella está tan cerca y puede observarse. La mayoría de las otras estrellas tienen períodos orbitales de entre cientos a millones de años", dijo Genzel.
S2, que es siete veces más grande que el Sol y debe viajar a una velocidad increíble para evitar ser succionada por el agujero negro, tiene una órbita de unos 15 años.
Los científicos utilizaron la tecnología más reciente para estudiar la órbita de S2. Dijeron que sus medidas descartan que sea un racimo de estrellas inusual o partículas de elementos que expliquen la masa oscura, y deja pocas dudas de que es un gran agujero negro.
"Ahora sabemos que cada gran galaxia tiene un enorme agujero negro que probablemente se formó al mismo tiempo y posiblemente con casi los mismos procesos con que se forman las mismas galaxias", dijo Genzel.
"Lo próximo que queremos entender es que si fueron esos procesos los que permitieron que estas cosas se formaran tan pronto y fueran sembradas en las galaxias jóvenes cuando se estaban formando", agregó.