WASHINGTON.- Una inscripción en una urna fúnebre recientemente descubierta en Israel es "la primera aparición de Jesús en el registro arqueológico", anunció el lunes el director de la Revista de Arqueología Bíblica, Hershel Shanks.
En la nueva edición de la revista, Andre Lemaire, especialista en inscripciones antiguas en la Escuela Práctica de Estudios Superiores, en Francia, considera "muy probable" que se trate de una referencia auténtica de Jesús de Nazaret y la fecha en el año 63, unas tres décadas después de la crucifixión.
Kyle McCarter, arqueólogo en la Universidad John Hopkins, dijo en una conferencia de prensa que la identificación es probable aunque tiene "una pizca de duda".
"Puede que nunca tengamos la certeza", agregó.
Los expertos no niegan la existencia de Jesús, pero lo que se sabe de él proviene casi exclusivamente del Nuevo Testamento. Hasta ahora no se ha descubierto ningún artefacto del primer siglo relacionado con Jesús.
La inscripción, en idioma arameo, aparece en un osario vacío, una urna fúnebre. Dice: "Santiago, hijo de José, hermano de Jesús".
Lemaire dice que el estilo de escritura y el hecho de que los judíos practicaran entierros con esas urnas únicamente en el período entre el año 20 antes de Cristo al año 70 DC, coincide con la época de Jesús y Santiago, que condujo la iglesia primitiva en Jerusalén, según el Nuevo Testamento.
Agrega que nombrar al hermano como también al padre en un osario era "muy inusual", y que sólo hay un precedente en arameo. Esto sugiere que ese Jesús en particular tuvo algún papel destacado o era muy conocido. Pero es imposible probar con certeza de que fuese Jesús de Nazaret.
El propietario del artefacto pidió a Lemaire que no revelase su identidad ni dónde se encuentra el objeto.
El historiador judío Josefo, del primer siglo, escribió que "el hermano de Jesús el llamado Cristo, Santiago de nombre", fue lapidado como hereje en el año 62. Si sus huesos fueron depositados en una urna tendría que haber sido al año siguiente, en el 63.
En la internet:
Biblical Archaeology Review