MIAMI.- La eventual reelección de Jeb Bush, hermano menor del Presidente de EEUU, como gobernador de Florida en las elecciones del martes, fortalecería la dinastía política de su familia, que ya ha alcanzado un lugar histórico en el país.
Entre otras cosas, la probable victoria del gobernador Bush, quien aventaja en las encuestas a su rival demócrata Bill McBride por más de 8 puntos porcentuales, pavimentaría el camino para la reelección de su hermano en el 2004.
Asimismo, la reelección de Jeb Bush en Florida, que históricamente ha votado por los demócratas, significaría que es el primer republicano en ser reelegido gobernador de los tres políticos de este partido que han ocupado el cargo en los últimos cien años.
Además, y a pesar de que el hermano menor del presidente George W. Bush ha dicho que ésta será su última campaña política, hay quienes especulan que podría ser candidato a senador en el 2006 o incluso aspirante presidencial en el 2008.
De ganar Jeb Bush la Casa Blanca, su familia superaría los éxitos políticos de la dinastía Adams, la primera en el país en la que padre e un hijo fueron presidentes.
John Quincy Adams tomó el mando del país en 1825 siguiendo los pasos de su padre, John Adams, quien dirigió EEUU entre 1797 y 1801.
En cuanto a la gobernación de los estados, el único caso similar al de los Bush es de los hermanos Nelson y Winthrop Rockefeller, quienes durante los años 60 fueron gobernadores de Nueva York y Arkansas, respectivamente. Entre 1998 y 2000 el actual Presidente fue gobernador de Texas y su hermano Jeb de Florida.
Para algunos comentaristas los Bush, que no cuentan con el ’’glamour’’ de los Kennedy (considerada la dinastía política más famosa de EEUU), ya se han asegurado un papel significativo en la historia del país precisamente por llevar sus éxitos y fracasos de una manera que los acerca al ciudadano promedio.
El Presidente ha logrado dejar atrás las sombras de una juventud rebelde y su afición a la bebida, que abandonó a los 40 años.
Asimismo, se ha ganado un nivel de aceptación superior al 60 por ciento -una hazaña para un presidente con dos años de mandato- por su firmeza en la guerra contra el terrorismo y su capacidad como gerente, desmintiendo para muchos las opiniones que lo subestimaban y tejían dudas acerca de su capacidad para gobernar.
Su mismo lenguaje corporal, que algunos consideran torpe en comparación con los de los carismáticos John F. Kennedy, Bill Clinton o Ronald Reagan, ha resultado suficientemente convincente para la mayoría de los estadounidenses.
Por su parte Jeb Bush, quien exhibe la misma franqueza directa que su hermano, ha usado esta característica, por ejemplo, para sortear problemas familiares, como el que tiene su hija con las drogas, conmoviendo a miles de padres en situaciones similares.
En diversas entrevistas el gobernador ha llegado al corazón de muchos, y quizás ganado los votos de algunos, hablando de la batalla contra las drogas que libra su hija Noelle, de 25 años, quien fue condenada a diez días de cárcel por no cumplir las reglas de un programa de rehabilitación.
Jeb Bush ha dicho que su familia ha sufrido mucho pero que se solidariza "con su bella hija, aunque ella debe afrontar las consecuencias de sus acciones".
La otra arma familiar del gobernador Bush es su "hispanidad", ya que habla español y está casado hace 28 años con Columba Garnica Gallo, nacida en León (México), con la que además de Noelle tiene a dos hijos: George y Jeb, de 26 y 20 años, respectivamente.
De esta manera, puede mantener una relación más cercana con los 35,3 millones de hispanos, la primera minoría del país, y afirmar que es uno más de ellos y que comparte sus ideales.
Así se ha ganado el apoyo de los cubanos de Florida ofreciéndoles su respaldo en su lucha por una "Cuba democrática", sin descuidar a los puertorriqueños o sudamericanos, expresando, en su idioma, una preocupación especial por sus problemas.