JERUSALEN.- Dos miembros del Gobierno israelí exhortaron a lanzar una dura represalia contra los palestinos y "sus infraestructuras terroristas" tanto en la franja de Gaza como en Belén, tras el nuevo atentado suicida cometido hoy en un autobús de línea en Jerusalén.
"El terrorismo palestino tiene una jerarquía; no nace de la nada, hay unas infraestructuras que lo mueven, que lo financian y que instigan a cometer los atentados", dijo el titular israelí de Medio Ambiente, Tzaji Hanegbi, uno de los "duros" del bloque derechista Likud, del primer ministro israelí, Ariel Sharón.
Hanegbi agregó que "todos estos sistemas se mueven gracias a un engranaje que está en la franja de Gaza", en referencia al Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS), que se responsabilizó del atentado de hoy en Jerusalén, que ha costado la vida de once personas y heridas a más de cuarenta.
El ministro exhortó a tomar la franja de Gaza para efectuar "un peinado prolongado, con paciencia y efectivo, a fin de llegar hasta la última de todas esas personas que sabemos que forman el engranaje".
"Sabemos quiénes son esas personas y aunque a veces pasen a la clandestinidad, muy pronto afloran y vuelven a sus funciones sin que nadie les moleste, dentro de sus propias casas", manifestó Hanegbi.
El gabinete israelí de seguridad, que preside Ariel Sharón, celebró esta tarde una reunión con carácter de emergencia para estudiar la represalia que tomará Israel por el atentado de Jerusalén, aunque por el momento no se ha informado de ninguna decisión.
Según algunos observadores, se espera una operación militar a gran escala contra la ciudad cisjordana de Belén, de donde procedía el terrorista suicida, un militante de HAMAS del campo de refugiados de El Jader.
El ministro israelí sin cartera Dani Navé, otro "duro" dentro del Gobierno de Sharón, dijo en ese sentido que "Israel debe ocupar de nuevo Belén y sus campos de refugiados".
La "Ciudad de la Natividad" es la única de Cisjordania de la que Israel se ha retirado y transferido a los palestinos, dentro de un acuerdo con la ANP suscrito el pasado agosto por el cual los organismos de seguridad palestinos debían impedir los ataques contra Israel.
Ante la amenaza de una nueva invasión, las distintas órdenes religiosas en Belén han cerrado la Basílica de la Natividad y otros recintos religiosos a fin de impedir un asedio como del pasado mes de abril.
Entonces, varias decenas de palestinos armados se encerraron en la Basílica en su huida de las fuerzas israelíes, que asediaron el recinto durante 39 días, y que fue resuelto con el exilio de 13 de ellos a países europeos, en un acuerdo gestionado por la Unión Europea (UE).