ASUNCIÓN.- Paraguay se encuentra al borde de la suspensión de pagos y sin margen de maniobra tras las dimisiones de los técnicos más importantes del Gobierno de Luis González Macchi, cansados por las continuas interferencias de los políticos.
Las renuncias del ministro de Hacienda, James Spalding, ayer, viernes, y del presidente del Banco Central, Raúl Vera Bogado, dos días antes, suponen un episodio más de la crisis en la que está inmerso el país desde 1995, según analistas locales.
Spalding dimitió después de que el Congreso diese el golpe de gracia a un plan de contingencia del Gobierno al aplazar hasta dentro de 30 días el debate de una ley exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la concesión de una inyección financiera de 200 millones de dólares.
"Analizamos con tiempo que estábamos llegando al mismo tipo del ’default’ (impago) en Argentina, exactamente un año después de que llegara el descalabro a ese país", explicó a EFE el analista Luis Campos, al referirse a las advertencias que los economistas hacen desde hace tiempo.
Campos afirmó que, a pesar de haber previsto las consecuencias, los poderes políticos no hicieron nada por la "incapacidad del manejo de los gastos estrechamente vinculado al clientelismo" y ahora "Paraguay está en una situación límite en la que el cese de pagos es una realidad".
A las dimisiones de Vera y Spalding se sumaron en las últimas horas las de otros altos funcionarios, como el viceministro de Tributación, Luis Aguirre, el superintendente de bancos, Gabriel González, el viceministro de Justicia, Julio Duarte, y otros altos cargos del Banco Central.
El analista Ricardo Rodríguez Silvero culpó a la clase política y a la incapacidad del presidente de la República, Luis González Macchi, del "proceso de empeoramiento gradual del país".
"El Poder Ejecutivo tiene al frente a una persona que carece de coraje y capacidad y el Legislativo desempeña un papel realmente lamentable", afirmó el analista, al expresar que el problema no está en encontrar una solución sino en poder llevarla a la práctica.
Desde abril pasado, los cerca de 200.000 funcionarios reciben sus salarios con progresivos retrasos, que, en la actualidad, hacen que el personal fijo cobre quince días más tarde y el contratado con más de 20 días de dilación.
Según cifras oficiales, el Estado arrastra una deuda flotante -compromisos asumidos no pagados- de 120 millones de dólares, a los que deben sumarse gastos de salarios, aguinaldos -pagas extras de Navidad-, deuda externa y otros para final del año.
Según Campos, el desembolso de las obligaciones en diciembre rondan el billón de guaraníes (unos 150 millones de dólares).
Jeffrey Franks, jefe de una misión del FMI que durante los últimos días supervisó las cuentas públicas, afirmó sin vacilar que en Paraguay "no existe la capacidad, actualmente, de que el Gobierno atienda todos sus pagos, así que tendrá que decir a quién pagar o a quién dejar de hacerlo".
Franks es el primer funcionario de un organismo internacional que ha hablado abiertamente del riesgo real de que el país caiga en suspensión de pagos en un futuro cercano, un hecho, que según dijo, depende únicamente de "la forma" técnica en que se realicen los pagos.
"Sabemos que en Paraguay hace tiempo que no se está pudiendo pagar a los proveedores, que hay problemas para pagar puntualmente los salarios y ahora se agrega que ya no se va a poder cumplir los compromisos de la deuda externa", señaló Rodríguez Silvero.
En cualquier caso, el analista advirtió, en declaraciones a la radio local Cardinal, de que "no hay que caer en la catástrofe", ya que, según dijo, "una cosa es haberse caído al agua y estar nadando contra la corriente y otra cosa es estar ahogándose".
Rodríguez Silvero vaticinó que "los primeros meses de 2003 van a ser muy duros", pero señaló que la influencia de Brasil es tan fuerte que si su situación económica mejora con la llegada al poder de Luiz Inacio Lula da Silva, Paraguay podría recibir una inesperada ayuda adicional.