El empresario bananero y candidato Alvaro Noboa se muestra optimista mientras acude a votar.
QUITO.- Para el millonario Alvaro Noboa ser el hombre más rico de Ecuador no es suficiente, también quiere tener en sus manos el poder político de la empobrecida nación andina en las elecciones del domingo.
Noboa, un abogado de 52 años, promete a los ecuatorianos sacarlos de la pobreza, empleando un discurso populista que ha calado en un gran sector de este país de 12 millones de habitantes.
Antes de 1996, el dueño de la mayor fortuna del país -que superaría los 1.000 millones de dólares- era un virtual desconocido para la mayoría de los ecuatorianos, que en más del 60 por ciento se debaten en la pobreza y el desempleo.
Ahora, tras una meteórica ascensión política y apoyado por un discurso de carácter populista, disputará por segunda vez la presidencia de Ecuador con el apoyo de electores de zonas pobres que lo miran como un "hombre que no necesita robar".
Su rival en la segunda y definitoria vuelta electoral es el coronel retirado Lucio Gutiérrez, quien es apoyado por indígenas y grupos de izquierda y lidera las encuestas con al menos 20 puntos porcentuales de ventaja en las intenciones de voto.
El millonario bananero tiene una visión particular de hacer política y ofrece devolver el esplendor de un Imperio indígena de hace cinco siglos conquistado por los españoles.
"Por 500 años nos han robado, nos han robado nuestras casas nos han violado a nuestras mujeres", afirmó Noboa, tras prometer empleos y mejorar los servicios de salud pública durante un mitín de cierre de campaña la noche del jueves en la ciudad portuaria de Guayaquil, su bastión económico.
En casi toda su campaña Noboa se presentó con su rubia esposa, Ana Bella Azín, una doctora muy popular entre los pobres.
Un rico que dice amar a los pobres
El discurso de Noboa -que tiene problemas para hablar en público que aminora con citas religiosas y un tono enérgico- ha ido acompañado de la repartición de alimentos, medicinas e inscripciones para planes masivos de trabajo, vivienda y salud.
En su primera incursión por acceder al Palacio de Gobierno en 1998, perdió ante el centrista Jamil Mahuad por 100.000 votos, apenas el uno por ciento de los sufragios válidos. Noboa corre en esta oportunidad con su recién fundado Partido Renovador Institucional Acción Nacional.
Tras la derrota optó por posicionarse ante los electores a través de sus empresas.
Noboa rifó casas y rebajó el precio de la avena que produce una de sus 130 empresas, ganándose el apoyo popular mientras se imponía entre sus familiares en el imperio económico que heredó de su padre, un lustrabotas que construyó en el siglo pasado un imperio vendiendo banano.
El jueves, Noboa fue absuelto de un caso de fraude en un juzgado británico, presentado por sus hermanas, que lo acusaron de apoderarse fraudulentamente le imperio de su familia.
Noboa, quien lideró encuestas presidenciales por años y habla inglés y francés, compartió las aulas del exclusivo colegio suizo Le Rosey con miembros de las millonarias familias estadounidenses Rockefeller y Kennedy.
Atrás de su figura ha aglutinado a empresarios y asesores que han configurado su plan de gobierno, que apunta a partir de enero del 2003 a recortar impuestos para atraer inversiones y consolidar la dolarización, esquema monetario adoptado en el 2000 para frenar el desplome de la economa del país.
Alvarito -como lo llaman sarcásticamente sus detractores y seguidores- ha prometido aplicar una fórmula simple en su eventual gobierno: cuentas fiscales en orden, inversión foránea en el sector petrolero y apertura económica ecuatoriana de la mano de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).