El retirado coronel golpista y candidato a la presidencia de Ecuador saluda a sus aliados mientras concurre hoy a votar.
QUITO.- Con un pasado golpista a cuestas, el coronel retirado Lucio Gutiérrez intenta ganar la presidencia de Ecuador el domingo con un discurso político que conjuga la justicia social y promesas para los inversionistas extranjeros.
Gutiérrez irrumpió en la escena política en enero del 2000 al encabezar una revuelta indígena y militar que terminó con el mandato presidencial del centrista Jamil Mahuad.
La insurrección de Gutiérrez, quien estuvo detenido casi seis meses, le permitió consolidar una imagen de héroe que sacrificó su carrera militar por salvar a Ecuador de la corrupción y lo llevó a conquistar el primer lugar en los comicios presidenciales del 20 de octubre.
Como ninguno de los candidatos alcanzó entonces la mayoría absoluta que le diera la presidencia, Gutiérrez pasó a una vuelta electoral definitoria con el segundo más votado, el magnate bananero Álvaro Noboa.
El ex líder golpista participó en la primera ronda electoral con el aval de indígenas y grupos de izquierda, abiertamente opuestos a las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la dolarización, esquema monetario que rige en Ecuador desde el 2000.
Los vínculos del candidato quiteño de 45 años con grupos de izquierda despertaron el temor de inversionistas y de su eventual poder para concretar un acuerdo con FMI, vital para acceder a préstamos y paliar la crisis económica del país.
Tras su triunfo en la primera ronda y en medio de acusaciones respecto a su capacidad de asegurar la entrada de inversión extranjera, Gutiérrez optó por un discurso más conciliador y ampliar sus nexos, incluso, en Wall Street.
"Soy un individuo más que dogmático, soy pragmático", dijo en una reciente conferencia de prensa Gutiérrez, otra vez amplio favorito en las encuestas de intención de voto para triunfar el domingo.
En lo que sus detractores califican como una estrategia por asegurar nuevos lazos que le aseguren su victoria, el candidato ha "colgado" varias veces su uniforme de campaña verde olivo a la usanza militar, con el que sedujo a miles de indígenas y grupos acomodados del país, para presentarse ante banqueros con un tradicional traje oscuro y corbata.
Coqueteos ocasionan recelo
"El pueblo pobre, el pueblo marginado, el pueblo explotado, el pueblo honesto y patriota, ven en Gutiérrez una alternativa de cambio", dijo recientemente el candidato a periodistas.
Los coqueteos de Gutiérrez con el FMI causaron indignación entre líderes indígenas, quienes le han puesto un "ultimátum" a sus nuevas posturas, aunque sin retirarle su apoyo.
El movimiento Pachakutik, brazo político de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), grupo que apostó a la candidatura de Gutiérrez, ha recordado al militar que mantienen un pacto y que de llegar al poder deberán en conjunto "organizar y administrar el país".
Sin embargo el coronel retirado, quien según su contender Noboa es un "camaleón" que conoce "tanto de economía como yo de artillería", aseguró que no aceptará la presión de ningún grupo y que será él quien gobierne el país.
Gutiérrez, un ingeniero civil que se declara un ferviente creyente en Dios, ha señalado que de llegar a la presidencia velará por los más desprotegidos, en un país en el que la pobreza afecta a más del 60 por ciento de la población de 12,2 millones de habitantes.
El nuevo Presidente de Ecuador reemplazará a Gustavo Noboa, quien no tiene parentesco con el postulante bananero, y deberá lidiar con un Congreso fragmentado en el que, cualquiera sea que gane el domingo, no contará con apoyo mayoritario.