BUENOS AIRES.- La actividad bancaria en Argentina volverá casi a la normalidad cuando mañana, lunes, se abra el "corralito" y libere más de 5 mil millones de dólares, pero el Gobierno confía en que ese dinero no disparará el precio del dólar.
El levantamiento de las restricciones bancarias, diseñadas como una medida de emergencia por tres meses, pero que se extendieron por un año y generaron protestas de los afectados, permitirá disponer de todo el dinero de las cajas de ahorro y cuentas corrientes.
También posibilitará el cobro inmediato de cheques de hasta 1.000 pesos (unos 273 dólares), que durante las restricciones debían ser depositados obligatoriamente, y simplificará la labor de los bancos, pues todas las cuentas a la vista tendrán libre disponibilidad de retiro de dinero.
El presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, consideró que el dinero que se libere a partir de mañana no se volcará a la moneda estadounidense, que el viernes cerró en 3,66 pesos, tras mantenerse unos tres meses en alrededor de los 3,50 pesos.
En entrevistas que publica la prensa argentina, dijo que el instituto emisor tiene "muchísimas herramientas" para impedir que se dispare el dólar, aunque admitió que esa divisa puede experimentar una "leve alza" el lunes con la apertura del "corralito".
"Veremos cómo reacciona el mercado el lunes. Si la gente que sale del 'corralito' se vuelca a comprar dólares, los van a comprar caros. Después va a bajar", aconsejó Pignanelli, para quien la cotización de la moneda estadounidense tendría que estar en un tope de 3,50 pesos.
Las restricciones bancarias entraron en vigor el 3 de diciembre del año pasado, tres semanas antes del estallido social que forzó la renuncia del presidente Fernando De la Rúa, y fueron anunciadas como una "medida excepcional" que concluiría el 1 de marzo siguiente.
Pero tras el forzado recambio presidencial, la devaluación del peso decretada el 6 de enero, la transformación en moneda nacional de los depósitos bancarios en dólares y una forzada reprogramación de plazos fijos convirtieron al "corralito" en una complicada trama de restricciones.
Así surgió el denominado "corralón", para instrumentos como los certificados de depósitos, a los que el Gobierno aplicó reprogramaciones de vencimientos o la posibilidad de canje por bonos públicos, todo lo cual enervó aún más la ya colmada paciencia de los ahorradores.
Los bancos, que por efecto de la devaluación sufrieron grandes desfases financieros y pérdidas calculadas en unos 862 millones de dólares en el primer semestre de este año, fueron el blanco de la ira de los ahorristas, que diariamente protagonizaron ruidosas marchas callejeras.
El Gobierno de Eduardo Duhalde, en consonancia con los requerimientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue flexibilizando en forma gradual el "corralito" hasta que el 22 de noviembre el ministro de Economía, Roberto Lavagna, sorprendió con el anuncio de su derogación a partir de mañana.