BERLIN.- La comunidad internacional hizo hoy un balance positivo sobre los progresos alcanzados en Afganistán en el año que ha transcurrido desde que en las cercanías de Bonn se sellara el fin de la era talibán, pero a la vez dejó patente que son todavía muchos los pasos necesarios hasta lograr la estabilidad.
El Gobierno alemán eligió la residencia de visitas oficiales de Petersberg, en las inmediaciones de Bonn, para una segunda conferencia de seguimiento, el mismo lugar en el que, en diciembre de 2001, se firmaron los acuerdos políticos sobre el futuro de Afganistán.
En la mesa redonda se sentaron prácticamente los mismos representantes internacionales de hace un año, con la excepción del invitado principal, Hamid Karzai, quien cuando en diciembre de 2001 salió nombrado desde Petersberg Presidente interino, todavía luchaba contra los talibán.
La idea de la conferencia era hacer un balance sobre lo ocurrido desde entonces y diseñar las prioridades de cara a la convocatoria de elecciones libres en 2004.
Pero para el Gobierno alemán se trataba sobre todo de hacer un gesto simbólico y demostrar que Afganistán sigue en la agenda de prioridades de la comunidad internacional, en un momento en que las miradas están puestas en Irak.
Así, la parte pública de la conferencia estuvo esencialmente centrada en elogiar todo lo que ha logrado poner en marcha el Gobierno de Karzai y en destacar la propia contribución de la comunidad internacional en ese proceso político.
También hubo un llamado a avanzar en puntos fundamentales como el desarme del todavía gran número de grupos repartidos por todo el país, la creación de un ejército y policía nacionales, así como de estructuras democráticas que respeten la igualdad de derechos de género y las libertades religiosas.
Lo que no se abordó en público -tras la sesión inaugural los representantes de 32 países deliberaron a puerta cerrada- fue cómo solucionar el problema de la estabilidad en un país en el que las fuerzas internacionales de seguridad tienen limitado su radio de acción a Kabul y a sus alrededores.
Karzai no mencionó lo que ha pedido desde hace tiempo, y es que la Fuerza Multinacional de Seguridad en Afganistán (ISAF), cuyo mando asumirán a partir de febrero Alemania y Holanda, se desplace también a las regiones del país en las que los "señores de la guerra" todavía llevan la voz cantante.
El Presidente se comprometió a cumplir con los compromisos de desarme contraídos en la primera conferencia de Petersberg y, aunque afirmó que "la seguridad es la cuestión prioritaria para la población", no dijo cómo pensaba conseguirlo.
El líder pastún reafirmó la promesa de crear un ejército "pequeño, eficaz y bien pagado", una declaración a la que el Gobierno alemán había dado especial importancia.
Respecto a su petición de ampliar el radio de acción de las fuerzas internacionales, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, había dejado previamente claro que Alemania estaba gustosamente dispuesta a asumir el liderazgo de las tropas, pero no a ampliar el mandato a otras regiones del país.
En su discurso de apertura, Schroeder se limitó a llamar a las partes todavía enfrentadas a superar sus diferencias y luchas de poder.
Pese a que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se ha pronunciado a favor de una ampliación del mandato, tampoco hablaron sobre el asunto el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, el representante de Política Exterior y de Seguridad europea, Javier Solana, o el enviado de la ONU para Afganistán, Lakhdar Brahimi,
Schroeder, Fischer y Solana destacaron, en cambio, la fuerte contribución que ha hecho la UE como mayor donante y prometieron que así seguirá en el futuro.
La conferencia termina esta misma tarde con una rueda de prensa de Fischer, Solana, Karzai y Brahimi.
