CARACAS- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hizo un llamado a la paz el sábado tras una violenta jornada que dejó un saldo de tres manifestantes muertos durante un paro cívico que entró en su sexto día y que ha golpeado la vital industria petrolera.
"Ante estos acontecimientos trágicos, dolorosos, que condenamos como gobierno (...) el llamado es a la reflexión, el compromiso de investigar esto hasta el fin, hasta el fondo, el llamado a la paz", dijo Chávez a periodistas en el palacio presidencial en la madrugada del sábado.
La violencia estalló en la Plaza Francia, del barrio Altamira en el este de la capital --bastión de la oposición--, donde desde hace siete semanas un grupo de militares opositores a Chávez se mantiene en "desobediencia" contra el gobierno, pidiendo la renuncia del mandatario.
Al final de la tarde del viernes, cientos de opositores al mandatario, ondeando banderas y sonando pitos en apoyo a los militares --la mayoría investigados por su presunta participación en el breve derrocamiento de Chávez en abril--, fueron tiroteados a mansalva por al menos un pistolero.
Tras los sucesos, en los que también resultaron heridas 28 personas, hay siete detenidos, de los cuales uno, de nacionalidad portuguesa, admitió haber hecho disparos.
Líderes de la oposición, que desde el lunes realizan un paro para presionar a Chávez a que acepte un referendo de consulta sobre su renuncia inmediata y que luego convoque elecciones anticipadas, culparon al gobierno de la "masacre" y convocaron a nuevas acciones de protesta.
El líder sindical Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), dijo que "Chávez es el gran asesino que se ha parido en la patria venezolana", y amenazó con extender el paro indefinidamente.
La oposición acusa a Chávez de haber sembrado el odio y la división social en la población de 23 millones de habitantes, con su retórica izquierdista y de confrontación.
Chávez rechazó esas acusaciones lanzando a la oposición los calificativos de "fascista" y diciendo que el paro "golpista" ha "fracasado". Paralelamente los llamó a bajar las tensiones y a "desmontar" la protesta en la Plaza Altamira.
"No podemos aprovechar, por Dios, montarnos sobre una sangre, sobre un dolor para estar inculpándonos unos a otros. No, por el amor de Dios, (...) no sigamos inyectando odio en las familias venezolanas, en los venezolanos", dijo.
Negociaciones en ambiente tenso
La crisis política en la nación sudamericana, quinta exportadora de crudo del mundo, ha despertado la inquietud internacional, y la Organización de Estados Americanos (OEA) volverá a intentar en la tarde del sábado un acuerdo entre el gobierno y la oposición para una salida electoral.
La "mesa de negociación", que cuenta con la mediación del secretario general de la OEA, César Gaviria, deberá sortear un ambiente caldeado por los hechos violentos que ya fueron condenados por el propio Gaviria, por el gobierno estadounidense y por Amnistía Internacional.
Chávez hizo votos para que se logren acuerdos en las conversaciones que se interrumpieron hace una semana.
El tenso ambiente para el reinicio del diálogo el sábado estará aderezado por manifestaciones en Caracas.
Una marcha fue anunciada por la oposición en apoyo al paro y contra la violencia, y otra convocada por el gobierno, inicialmente para celebrar los cuatro años del triunfo electoral de Chávez.
Sin embargo, el mandatario dijo que luego de los hechos del viernes la marcha será para "clamar" por el cese de la violencia y por un acuerdo.
El diálogo está atrapado entre posiciones radicalmente opuestas. La oposición, que también culpa a Chávez de llevar al país a la ruina económica y de tener tendencias autoritarias, insiste en el referendo consultivo, pero el jefe de Estado ha dicho que no renunciará aún si pierde esa consulta.
El teniente coronel retirado, quien asumió la presidencia en febrero de 1999, sostiene que sólo dimitiría si es derrotado en un referendo revocatorio, que según la Constitución no puede realizarse antes de agosto del 2003, a mitad de su mandato.
La aguda radicalización social que vive Venezuela ha cobrado varias vidas en los últimos meses y ha generado daños a la economía, dependiente del sector petrolero.
La gigante estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha reportado una caída en su actividad a causa del paro, al que se han sumado un buen número de sus empleados, frenando las exportaciones y provocando una reducción en la producción y el procesamiento de crudo.
Desde el jueves no ha salido ningún buque petrolero de Venezuela, comprometiendo los contratos de PDVSA en el exterior, la mayoría con Estados Unidos, en momentos en que ese país se prepara para una posible guerra en Irak.
PDVSA declaró la causa de fuerza mayor, una figura legal para protegerse de ser demandada por sus clientes ante un eventual incumplimiento de entregas.
Chávez advirtió que tomará las medidas necesarias para garantizar el normal desenvolvimiento de PDVSA. Ya ordenó el reforzamiento de la vigilancia militar de las instalaciones y dijo que, si es necesario, serían abordados unos buques cisternas cuya tripulación se sumó al paro.