BUENOS AIRES.- Los mercados financieros de Buenos Aires se mantenían prácticamente inactivos el viernes en medio de un fuerte operativo de seguridad por temores a disturbios con motivo del primer aniversario de la caótica renuncia del ex Presidente Fernando de la Rúa.
Las diferentes marchas programadas por organismos de derechos humanos y partidos de izquierda, entre otros, provocaron que el centro financiero de la capital argentina estuviera plagado de refuerzos de seguridad en bancos y casas de cambio, mientras que las transacciones eran casi insignificantes en los mercados, dijeron varios operadores.
Según los participantes del mercado, para evitar problemas ya estaba previsto posponer negocios para el lunes, salvo los impostergables que no representaban tendencia alguna.
Hace un año, De la Rúa renunció acosado por un fuerte caos social, que incluyó saqueos, disturbios y la muerte de al menos 30 personas.
Esta situación profundizó la recesión económica y el país atravesó uno de los peores momentos de su historia, que en días sucesivos se prolongó con otros dos presidentes interinos y la renuncia de otro mandatario hasta la designación legislativa del peronista Eduardo Duhalde.
Las puertas principales del Banco Central y de la Bolsa de Comercio permanecían cerradas el viernes, con atención al público por puertas laterales, situación que se repetía en otras tantas entidades financieras.
Los bancos en todo el país no realizaban operaciones de compensación de valores, para despejar eventuales dificultades en el traslado de fondos en camiones de caudales.
El Banco Central, mientras tanto, mantenía el valor del peso para negocios minoristas a 3,42/3,50 unidades por dólar , según informó oficialmente.
En el segmento mayorista, el peso se negociaba a 3,49/3,50 unidades por dólar.
La bolsa registraba un alza moderada pero con escaso volumen.
Los empleados del sector financiero fueron autorizados a vestir ropa informal y, ante la falta de negocios, algunas entidades comenzaban a dar asueto a sus trabajadores después del mediodía.
Frente a los edificios de varios bancos había vallados especiales para evitar disturbios, otros mantenían tapadas sus fachadas para evitar roturas de cristales e la seguridad de muchos cajeros automáticos fue reforzada.
