CARACAS.- La oposición venezolana volvió hoy a concentrar a decenas de miles de sus seguidores en las calles, en un nuevo intento por forzar la salida del presidente Hugo Chávez del poder.
Los militantes de oposición, mayoritariamente de clase media y alta, ocuparon hoy la céntrica avenida Presidente Medina de Caracas y lugares emblemáticos de otras ciudades del país.
En la concentraciones se repitieron incesantemente consignas contra Chávez y en favor de los directivos que asumieron la responsabilidad de paralizar la industria petrolera nacional, vital para la economía del país, como parte de la huelga general indefinida iniciada el pasado día 2.
La detención del sector petrolero se ha sentido, sobre todo, en la escasez de gasolina, que ha provocado kilométricas colas ante las estaciones de servicio y un malestar generalizado entre los propietarios de vehículos.
Los dirigentes políticos que hablaron en las manifestaciones coincidieron en sus ataques a Chávez y en pedir elecciones inmediatas.
El dirigente de la alianza opositora Coordinadora Democrática, Carlos Ortega, dijo que había que "fumigar a la plaga" del oficialismo y volvió a calificar a Chávez de "dictador".
Los opositores expresaron su disposición a llevar la huelga hasta el final, "cueste lo que cueste", sin que quedase claro el alcance real de esa proclama política, que forma parte de la lucha por el poder que libran la oposición y el gobierno.
"Tendrán que matarnos para que este paro se detengan, porque este paro no lo detiene nadie", dijo Ortega.
Los promotores de la concentración de Caracas, que habían indicado que iba a servir para ensayar algunos aspectos de una "megamarcha" hacia el palacio de Miraflores, sede del gobierno, no revelaron la fecha de la misma.
La "megamarcha", que se presenta como el siguiente acto masivo contra el gobierno, tiene por objetivo reunir "la mayor concentración de gente de América Latina", marchar hasta la presidencia y forzar la renuncia de Chávez.
Hasta ahora, ninguna de las reiteradas y masivas manifestaciones de la oposición ha logrado hacer flaquear al gobernante que, según ha afirmado, sólo piensa dejar el poder cuando lo señale la Constitución o "Dios lo quiera".
