BUENOS AIRES.- Como si se tratara de una novela, los argentinos siguen con pasión la investigación del crimen de una mujer rica que fue enterrada hace 66 días como si se tratara de una muerte por accidente cuando tenía cinco balazos en la cabeza.
El 27 de octubre último María Marta García Belsunce, de 50 años, fue asesinada en su vivienda cercana a la ciudad de Pilar, a unos 50 kilómetros al norte de Buenos Aires, y más de dos meses después el caso genera más interrogantes que certezas.
Aunque sobran los sospechosos, incluidos varios miembros de la renombrada familia de la víctima, no hay detenidos por el homicidio y prácticamente a diario se manejan distintas hipótesis, aparecen nuevas pruebas y surgen testimonios contradictorios.
Por estos días en Argentina encender la radio y la televisión o leer la prensa es sinónimo de enterarse de las últimas novedades del "caso García Belsunce", que se ha convertido en tema de conversación obligado en cafés y reuniones familiares.
A juicio del sociólogo Luis Alberto Quevedo, en este hecho "crimen, dinero y honor conforman una trilogía perfecta" en la que "todo ocurre como en 'Crimen en el Expreso de Oriente': en un espacio cerrado y con una lista de sospechosos muy estrecha".
Aunque esté lejos de la ficción, al macabro asesinato de la socióloga no le faltan los atractivos típicos de un relato surgido de la pluma de algún maestro del género policial.
Uno de ellos es que si no hubiera sido por el relato de uno de los médicos que revisó el cadáver el mismo día del hecho y las sospechas que despertaron sus dichos, el de María Marta podría haberse convertido en el crimen perfecto.
En principio los García Belsunce atribuyeron la muerte a que la mujer se había resbalado mientras estaba en la bañera.
Su esposo, Carlos Carrascosa, fue quien la encontró en medio de un charco de sangre en el baño de la casa que ambos habitaban en uno de los más exclusivos barrios privados de las afueras de Buenos Aires.
El velatorio se hizo en la misma casa, algo que en los últimos años es poco frecuente, y luego de intentar infructuosamente que el cadáver fuese incinerado, la familia lo sepultó en la Recoleta, el cementerio argentino reservado para la alta sociedad.
Transcurrió más de un mes hasta que el crimen perfecto comenzó a naufragar cuando los investigadores descubrieron que la diferencia entre accidente y asesinato eran nada menos que cinco disparos de un revólver calibre 32 disparados a la cabeza de María Marta.
De pronto, se supo que los García Belsunce habían logrado que un médico que nunca vio el cuerpo certificara que la mujer había muerto por causas naturales y en la capital argentina, cuando ambos datos no eran reales.
Recién el 11 de diciembre la familia admitió el asesinato públicamente. Para entonces, la autopsia ya había revelado que la socióloga también fue golpeada en la cabeza y las piernas.
"¿Será que el dolor te hace tan estúpido para no darte cuenta?", se preguntó el hermano de la víctima, el periodista Horacio García Belsunce, después de abonar la teoría del accidente doméstico.
Además, reconoció que el día del asesinato tiró por el inodoro lo que resultó ser una bala pensando que era un objeto metálico sin importancia y que usó sus contactos en las fuerzas de seguridad para que le saquen "a la policía de encima".
El médico que firmó el certificado de defunción, Juan Carlos March, y el cuñado de la asesinada, Guillermo Bartoli, fueron detenidos junto a nueve empleados de una empresa funeraria, pero a los pocos días todos quedaron en libertad.
Con el correr del tiempo las hipótesis pasaron del crimen pasional al asesinato por motivos económicos y, además de la familia, entre los sospechosos aparecen una mujer vestida de mucama, un jardinero y hasta una vecina que al parecer estaba unida sentimentalmente a la víctima.
Pero la investigación que más avanza es paralela a la del homicidio de la mujer y está vinculada a la existencia de una presunta "asociación ilícita" dedicada a hacer pasar por naturales muertes violentas.
Por orden de un juez, hoy fueron exhumados los cadáveres de un matrimonio cuyo fallecimiento por causas naturales fue certificado por el mismo médico que determinó que María Marta García Belsunce había muerto por motivos no traumáticos.
El sociólogo Quevedo cree que la historia que rodea a la muerte de la socióloga "es una policial que concentra casi todas las reglas de la novela inglesa, combinada con un toque de policial negra americana y con ingredientes de la mafia italiana".