MOSCÚ.- El Kremlin anunció hoy que intensificará sus contactos con Corea del Norte para desactivar la crisis provocada por este país al reanudar un programa nuclear que puede ser desviado a la fabricación de armas atómicas.
Moscú se convirtió hoy en la nueva etapa de la ofensiva diplomática de Corea del Sur, que busca el apoyo de los principales aliados de Pyongyang, China y Rusia, para convencer al régimen comunista coreano de que abandone sus planes nucleares.
El viceministro de Exteriores coreano, Kim Hang-kiung, se reunió con su homólogo ruso, Alexándr Losiukov, en una primera ronda de negociaciones que continuará esta tarda con Gueorgui Mamédov, diplomático a cargo de los temas de desarme nuclear.
Antes de las conversaciones, Losiukov urgió a que se ponga fin a la escalada de tensión en la península coreana, recriminó a EE.UU. por las amenazas y presión vertidas sobre Corea del Norte y anunció que Rusia "intensificará" sus contactos con Pyongyang.
Losiukov dijo que, de los gobiernos directamente implicados en la crisis provocada por Corea del Norte –EE.UU., Corea del Sur, Japón, China y Rusia-, Pekín y Moscú tienen mayores perspectivas de éxito para conseguir un "diálogo sincero" con Pyongyang.
"Las capacidades de China y Rusia deben ser empleadas de la mejor manera posible y añadidas a los potenciales de los otros países", afirmó Losiukov.
Sin embargo, el viceministro explicó que esos contactos con los norcoreanos no deben ser entendidos como un intento de mediación, sino como "una diplomacia con vectores múltiples".
Corea del Norte ya ha anunciado que sólo hablará con EE.UU. para resolver sus diferencias, sin intermediarios.
"Hay que clarificar las posiciones a un nivel diplomático", afirmó Losiukov, quien subrayó que la mayor responsabilidad a la hora de alcanzar el fin de esta crisis recae en un eventual diálogo entre EE.UU. y la propia Corea del Norte, que ya ha anunciado su disposición a sentarse a la mesa de negociaciones.
El Gobierno norteamericano rechaza ese diálogo directo pero es partidario de intermediaciones, tanto de Corea del Sur como de los únicos aliados de Pyongyang, es decir, China y Rusia.
Aunque favorable a un acuerdo pacífico, Washington subraya que no admitirá el "chantaje" de Pyongyang e incluso ha amenazado con una respuesta bélica a los pasos de Corea del Norte.
Esta ha expulsado a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que vigilaban su programa nuclear y ha reanudado el funcionamiento de un reactor donde puede procesarse el plutonio necesario para producir varias bombas atómicas.
Pyongyang también retiró los sellos que impedían el uso de 8.000 barras de uranio y desconectó las cámaras de vigilancia instaladas por el OIEA en la central de Yongbyon, en contra del acuerdo marco firmado con EE.UU. en 1994 garante del estatus de zona desnuclearizada para la península.
Pyongyang alega que necesita de la energía nuclear para afrontar la suspensión en noviembre pasado del suministro anual de petróleo prometido bajo el acuerdo de 1994 por EE.UU., la Unión Europea, Japón y Corea del Sur.
Esta suspensión del suministro energético fue a instancias de Washington, que afirmó entonces tener pruebas de la reanudación del programa atómico bélico norcoreano.