SEUL.— Corea del Norte reivindicó su necesidad de conservar su "capacidad de defensa militar", en tanto la agencia nuclear de la ONU resolvió el lunes darle al régimen comunista una segunda oportunidad de abandonar su programa armamentista secreto.
Pyongyang también rechazó las afirmaciones de Washington de que había avanzado en la adquisición de capacidad de fabricar armas nucleares y poseía misiles.
"Esto demuestra claramente que Estados Unidos tiene intenciones de iniciar una intervención militar", dijo la agencia de noticias oficial norcoreana, y añadió que era "muy cierto" que el país había "incrementado su capacidad de defensa militar para resistir a Estados Unidos".
Entre tanto, enviados surcoreanos acentuaban sus esfuerzos en busca de un final pacífico a la disputa nuclear, tratando de convencer a Washington de que iniciara un diálogo con el estado comunista.
Corea del Sur presentaba un proyecto de acuerdo en conversaciones con Estados Unidos y Japón previstas para el lunes en Washington. Tales reuniones son habituales, en las cuales los aliados planifican su estrategia conjunta frente al Norte.
El Primer Ministro japonés Junichiro Koizumi dijo que insistiría ante Corea del Norte para que desistiera de su programa nuclear.
"Tengo la intención de continuar las negociaciones con ellos", dijo Koisumi en su primer discurso del año. Añadió que discutiría el asunto con el presidente ruso Vladimir Putin al reunirse con él en los próximos días en Moscú.
En Viena, la Agencia Internacional de Energía Atómica aprobó el lunes una resolución en la que le da a Pyongyang una última oportunidad para desistir de su programa nuclear clandestino y permitir el regreso de los inspectores expulsados en diciembre, dijo un funcionario del organismo.
La resolución "deplora en los términos más enérgicos los actos (norcoreanos) para retirar e impedir el funcionamiento de los equipos de contención y vigilancia en sus instalaciones nucleares".
Pidió una reunión inmediata entre el gobierno norcoreano y la agencia.
La AIEA previamente amenazó trasladar el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU si Pyongyang no toma medidas, pero no dio un plazo para el cumplimiento de sus condiciones.
En Washington, el gobierno del presidente George W. Bush se declaró complacido con la resolución. "Estamos encantados con el texto", dijo el secretario adjunto de no proliferación, John Wolf.
Si Washington reanuda los envíos, Pyongyang no tendrá pretextos para reactivar su segundo reactor nuclear, basado en plutonio. Pero será crucial que el Norte permita la verificación del cumplimiento de sus compromisos.
Las discusiones continuarán durante los próximos días, con una visita a Washington del asesor nacional de seguridad surcoreano Yim Sung-joon y un viaje a Seúl del secretario de Estado adjunto James Kelly.
Bush ha dicho que no iniciará conversaciones si no Corea del Norte abandona sus ambiciones nucleares.