JERUSALÉN.- La campaña para la reelección del Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, mostró señales de recuperación en sondeos de opinión publicados el lunes, pese a los escándalos recientes, tras un fin de semana en el que se agudizó la violencia en Oriente Medio.
Ocho palestinos, incluyendo a cuatro hombres armados que se infiltraron en Israel, y dos israelíes, murieron en nuevos enfrentamientos que según los funcionarios israelíes han estado en aumento antes de las elecciones del 28 de enero.
El lunes, nuevos sondeos de los diarios israelíes Yedioth Ahronoth y Maariv mostraron que el partido derechista Likud, de Sharon, ganaría hasta 33 escaños en el parlamento de 120 miembros.
Apenas la semana pasada, las previsiones de la victoria del Likud indicaban que iba a ganar entre 27 y 30 bancas, luego de las noticias que indicaron que la policía israelí estaba investigando acusaciones de un presunto préstamo ilícito a Sharon para que financiara su campaña de 1999.
Los comentaristas políticos israelíes dijeron que los votantes parecían haber cerrado filas alrededor del ex general, después de que el jefe del Comité Electoral Central cortara la transmisión de un discurso que Sharon dio el jueves por la noche, para rechazar las acusaciones en su contra.
La decisión de cortar la transmisión, bajo el argumento de que Sharon había violado leyes sobre propaganda electoral, y la amplia cobertura de los medios del escándalo en torno al préstamo de 1,5 millón de dólares por parte de un empresario sudafricano, aumentaron la percecpión de que Sharon estaba siendo atacado en forma injusta, dijeron los comentaristas.
La ley israelí prohibe el financimiento político del exterior, pero los dos primeros ministros que precedieron a Sharon también han sido objeto de investigaciones de la policía por presuntas irregularidades en el financiamiento, o por corrupción.
"Puede que Sharon no haya convencido al público de su inocencia en los recientes escándalos de corrupción, pero aparentemente ha tenido éxito en encender el fuego tribal del Likud, y al menos algunos de los votantes están volviendo a su ’casa’", dijo el comentarista israelí Hemi Shalev, en el diario Maariv.
El Likud ya había caído desde un pronóstico de 40 escaños, debido a acusaciones de compras de votos y de vínculos con el crimen organizado en las primarias de su partido, cargos que surgieron el mes pasado.
Por un momento pareció que la combinación de ambos escándalos implicaba que las elecciones tendrían final abierto, y que influirían más que el conflicto palestino-israelí que lleva 27 meses, con lo que el Likud se enfrentaría cabeza a cabeza con el Partido Laborista.
Pero los sondeos del lunes mostraron que el laborismo, partido de centroizquierda que ha pedido la reanudación inmediata de las conversaciones de paz, perdió terreno, con un pronóstico de 20 escaños, desde la predicción de hasta 24 bancas que arrojaron sondeos de fines de la semana pasada.
Diez muertos el fin de semana
Palestinos armados se infiltraron en Israel en dos ataques por separado que ocurrieron el domingo por la noche, el primero desde Cisjordania a la comunidad de Gadish, en el norte de Israel, y el segundo desde Egipto hacia el sur israelí.
Un guardia de seguridad de Gadish murió en el ataque, antes de que los soldados mataran a los dos hombres armados, mientras que un soldado israelí murió en un enfrentamiento cerca de la frontera con Egipto, donde dos atacantes fueron descubiertos y murieron bajo fuego israelí.
El grupo militante Yihad Islámica se atribuyó la responsabilidad por el ataque de Gadish.
"Definitivamente, estamos siendo testigos de una creciente ola de terror", dijo el lunes el ministro de Defensa Israelí, Shaul Mofaz a Radio Israel. "La aproximación de las elecciones en Israel también está conectada con esto", agregó.
Pero Ismail Abu Shanab, del grupo militante islámico Hamas, negó que los ataques estuvieran influenciados por las elecciones.
"Quieren distraer la atención de los votantes sionistas desde el escándalo interno del Likud hacia el conflicto con los palestinos", dijo Shanab. "Al final, el partido que perderá es el de la ocupación", añadió.
Al menos 1.775 palestinos y 694 israelíes han muerto desde el inicio de la revuela palestina, en septiembre del 2000.