MOSCÚ/SEÚL.- Corea del Norte y Estados Unidos han dado muestras hoy de querer solucionar en forma diplomática la crisis por la que atraviesan, luego de que Washington acusara a Pyongyang de tener programas secretos de construcción de armas nucleares y el gobierno coreano anunciara su retiro del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
El embajador coreano en Moscú, Pak Ui Chin, dejó entrever esta mañana que su país estaría dispuesto a suscribir de nuevo el TNP siempre que Estados Unidos cumpla con "determinadas condiciones".
Según el embajador norcoreano la primera condición es que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) tendría que dejar "de actuar de cómplice de Estados Unidos".
Además, el diplomático señaló que "el Gobierno estadounidense tiene que dejar de usar la AIEA como medio de presión sobre Corea del Norte".
Pak subrayó nuevamente la posición de su gobierno y dijo que si Naciones Unidas impone sanciones económicas a Corea del Norte, Pyongyang posiblemente las considere una declaración de guerra.
Finalmente, confirmó que Corea del Norte no tiene la intención de fabricar armas atómicas y sólo utilizaría su planta nuclear como fuente de electricidad.
Estados Unidos se abre al diálogo
Washington también está dispuesto a colaborar en la crisis anunciando la posibilidad de ayuda en el sector energético para Corea del Norte.
El vicesecretario de Estado norteamericano, James Kelly, de visita en Corea del Sur, dijo esta mañana que su país "está dispuesto a hablar", con Pyongyang.
Tras reunirse con el presidente saliente Kim Dae Jung y el presidente electo Roh Moo-hyun, Kelly adelantó que las exigencias de provisiones de energía de Corea del Norte "podrían ser resueltas una vez superada la crisis nuclear".
El secretario estadounidense también citó hoy concretamente la posibilidad de que tanto Estados Unidos, como empresarios privados, se encarguen de las provisiones energéticas requeridas por Pyongyang.
Washington insiste con que no se tratará ninguna forma de chantaje en cuanto a las armas nucleares, pero sí puede aceptarse el diálogo, con lo que el Presidente George W. Bush renueva la seguridad de que su país no atacará a Corea del Norte.
En base a un acuerdo bilateral firmado en Ginebra en 1994, Corea del Norte había aceptado congelar sus reactores nucleares de agua pesada, y sustituirlos con reactores de agua liviana, construidos por un consorcio occidental.
A su vez, Estados Unidos habría provisto a Pyongyang 500 mil toneladas al año de carburantes para superar las carencias energéticas del país.
Las provisiones fueron suspendidas en diciembre pasado, tras el descubrimiento de un programa secreto de Corea del Norte para producir uranio enriquecido.
Pyongyang reaccionó al recorte de provisiones retirándose del Tratado de No Proliferación Nuclear y lanzando amenazas.