Muchos ciudadanos han regresado a sus hogares completamente consumidos por el fuego, en busca de objetos de valor.
CANBERRA.- Los bomberos trabajaban el domingo sin respiro en la capital de Australia para aumentar las defensas contra una serie de incendios forestales que han causado la muerte de cuatro personas, destruido unas 400 casas y amenazan la ciudad.
"La idea general es rodear el área de la capital con lo que ya está quemado o con hileras de excavadoras", dijo Mike Castle, director de los servicios de emergencia, en una conferencia de prensa.
Los bomberos temían que los vientos de la noche esparcieran las brasas a cientos de casas en la capital, donde se pronosticó que las temperaturas alcanzarían de nuevo el lunes los 38 grados centígrados después de un respiro el domingo en 31.
"Todavía humea cada árbol, todo el sistema de raíces (...) así que aunque el peligro ha disminuido un poco, nos enfrentamos a un empeoramiento de las condiciones de los vientos", dijo Castle.
Los incendios forestales que ardían sin control en bosques al sur de la ciudad se aproximaron a Canberra el sábado por la tarde, para abrumar aún más a los bomberos.
Una nube de humo envolvió a la capital, de unos 300.000 habitantes, entre ellas diplomáticos extranjeros, y la capa de cenizas llegó hasta los edificios del Parlamento, en el centro de la ciudad.
La policía informó que un hombre de 61 años murió intoxicado por el humo cuando trataba de salvar su casa, y una mujer de 83 años pereció dentro de su hogar en Canberra. Además una mujer de 37 años fue hallada muerta en el interior de su casa en el suburbio de Duffy, junto con un cadáver no identificado.
Tres personas sufrían de quemaduras graves y unas 50 seguían hospitalizadas después de que unas 200 fueron atendidas de emergencia por inhalación de humo, quemaduras, dificultades para respirar e irritación en los ojos.
Un fotógrafo de Reuters dijo que calles de casas quemadas y restos de vehículos aún ardían a medias. Mangueras derretidas de jardines yacían como serpientes sobre un césped achicharrado.
Los techos estaban desplomados, así como las líneas de electricidad. Veinticinco por ciento de la ciudad estaba sin energía eléctrica y las autoridades de emergencia dijeron que tomaría días restaurar el servicio eléctrico.
Las calles estaban desiertas de personas, pero llenas de animales de todo tipo, como pájaros, canguros y perros, tanto vivos como muertos.
"Ésta es la experiencia de incendios forestales más devastadora que ha sufrido una comunidad australiana", dijo el jefe de ministros del Territorio de la Capital, John Stanhope, en una conferencia de prensa.
"Ha sido un holocausto de una extensión que simplemente no tenemos la capacidad de enfrentar", agregó.
Stanhope calculó que el total de estragos podría ascender a cientos de millones de dólares.
El Primer Ministro, John Howard, quien interrumpió sus vacaciones de verano para visitar la capital, dijo que eran los peores daños por incendios que se han visto en Australia.
Una de las peores sequías en un siglo convirtió la zona forestal de Australia, ya propicia a los incendios, en un área de peligro.
En las semanas antes de la Navidad, al menos un hombre murió defendiendo su casa de las llamas en los alrededores de Sydney, en una ola de incendios que obligaron a evacuar a cientos de personas y redujeron a cenizas al menos 20 viviendas.
Otros incendios ardían en el estado de Victoria, en el sudeste de Australia, y al norte de Sydney, la mayor ciudad del continente, donde los bomberos lucharon toda la noche para contener un incendio que amenazaba a cientos de viviendas.