CIUDAD DEl VATICANO.- El Papa Juan Pablo II hizo hoy un nuevo llamado en favor de la unidad de los cristianos, y afirmó que aunque es verdad que existen muchas divisiones y son muchas las barreras que los separan, "no estamos aniquilados, ya que el Señor continúa guiándonos hacia el perdón recíproco".
Este llamado lo hizo ante varios miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del Angelus, durante el que recordó que la Iglesia celebra en estas fechas la "Semana de Plegarias para la Unidad de los Cristianos" y que él mismo la clausurará el próximo día 25 en la basílica romana de San Pablo Extramuros.
"Sí, estamos perseguidos por las divisiones y son muchas las barreras que todavía nos separan. Pero no estamos aniquilados, ya que la gloria del Señor continúa guiándonos hacia la purificación y el perdón recíproco e infunde luz y fuerza en las plegarias que elevamos a Dios para que cure la herida de nuestra división", afirmó, con voz firme, el anciano Pontífice.
El Obispo de Roma, que presentaba buen aspecto, agregó que la reconstrucción de la unidad de los bautizados es un don de Dios y el compromiso de los cristianos para lograrla no es suficiente por sí mismo, pero que cuando los cristianos trabajan para aliviar los sufrimientos y rezan por la unidad, "contribuyen a que resplandezca el rostro de Cristo y su gloria".
El Pontífice subrayó que el motivo de esta semana de plegarias es "Un tesoro en una vasija de Creta", extraído de la segunda carta de San Pablo a los Corintios y con el que se quiere resaltar que en el corazón del hombre, que es frágil como una vasija de Creta, resplandece el rostro de Cristo.
Juan Pablo II sacó hoy de dudas a los que temían que debido a su salud renunciase este año a ir a la basílica de San Pablo Extramuros, en el sur de Roma, para clausurar esta semana, al afirmar que allí estará el día 25, festividad de la Conversión del Apóstol de los Gentiles y recordar que en ese templo se han producido importantes actos que han marcado el camino ecuménico.
El más importante ocurrió el 18 de enero del año 2000, cuando con un gesto de gran valor ecuménico y en una sugestiva ceremonia, Juan Pablo II abrió la Puerta Santa de esa basílica junto al arzobispo ortodoxo Athanasios y al arzobispo de Canterbury y por entonces presidente de la Comunión Anglicana, George Carey.
Por primera vez en la historia, un Papa abrió una Puerta Santa junto a representantes de otras confesiones cristianas. El gesto fue considerado un importante paso adelante hacia la unidad de los cristianos, que Juan Pablo II quiere ver hecho realidad en este tercer milenio.
El Papa siempre ha afirmado que los cristianos tienen que buscar nuevos puentes para que con un solo corazón y una sola mente proclamen juntos el Evangelio.
Para Juan Pablo II la división es un "escándalo", ya que quita credibilidad a la difusión del Evangelio.
