SYDNEY.- El gobierno australiano anunció hoy que un primer contingente de militares australianos partirá esta semana hacia el Golfo Pérsico a pesar de la fuerte oposición de la opinión pública de ese país.
El Primer Ministro, John Howard, y los responsables de la Defensa en Australia deben despedir este jueves al primer contingente que parte desde Sydney en el buque "Kanimbla", indicó el ministro de Defensa Robert Hill.
Con el nombre en código de "Operación Bastilla" son movilizados un helicóptero Sea King, una barcaza de desembarco, un destacamento de la fuerza aérea y un equipo de limpieza de minas.
Sin embargo los efectivos de la tropa especial del SAS (Special Air Service), no participarían en una primera línea de combate, en una eventual ofensiva.
El gobierno australiano también pidió a los jefes militares que organicen una serie de elementos de apoyo en favor de las fuerzas especiales, en particular helicópteros, un avión de transporte de gran capacidad y una fuerza comando de reacción rápida.
Hill subrayó que el gobierno no había tomado aún ninguna decisión respecto a la participación de soldados australianos en una guerra contra Irak, pero que su partida debería aumentar la presión sobre el Presidente iraquí, Saddam Hussein, para que éste se someta a las decisiones de las Naciones Unidas sobre las armas de destrucción masiva.
Según el ministro de Defensa, el envío de estas tropas no tendrá ninguna consecuencia sobre las capacidades de defensa del ejército australiano en caso de dificultad local o en la región.
A pesar de este anuncio, un sondeo dado a conocer por una estación de radio, esta semana, señala que el 61% de los australianos se opone a toda participación de su país en una acción militar emprendida por Estados Unidos sin el acuerdo de las Naciones Unidas.
Este porcentaje de opositores a una eventual guerra en Irak ha aumentado en un 8% con respecto a los resultados de un sondeo hecho en octubre.
El dirigente de la oposición laborista Simon Crean pidió al gobierno que revise su posición afirmando que "John Howard debería escuchar lo que quieren los australianos en lugar de lo que quiere George Bush".