TURIN.- La ciudad de Turín despidió hoy con un solemne funeral a Giovanni Agnelli, con la presencia del primer ministro, Silvio Berlusconi, y del Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, en medio de la conmoción popular y el duelo creados por la desaparición del patriarca de Fiat.
Más de 100.000 ciudadanos habían acudido a dar su último adiós al empresario en su capilla ardiente, instalada en la histórica sede de Fiat en Lingotto, en un emocionado peregrinaje que se inició ayer y que se prolongó hasta la madrugada de hoy.
Las exequias de Agnelli, fallecido el viernes a los 81 años de edad, fueron oficiadas en la catedral de Turín por el cardenal Severino Poletto, obispo de la capital piamontesa.
En su homilía, el prelado recordó como el empresario fue una persona ’’benemérita para Turín, para Italia y para el mundo’’, al ensalzar la figura de un hombre símbolo de la que fue la gran aventura industrial italiana del Siglo XX.
La muerte del ’’gran patrón’’ de Fiat coincide con una crisis sin precedentes en la sociedad, que se ha visto obligada a reducir su plantilla en más de 8.000 trabajadores, en medio de una fuerte caída de las ventas y un elevado endeudamiento.
En referencia a esta difícil situación, monseñor Poletto pidió hoy que el luto por el fallecimiento se traduzca en ’’una renovada voluntad de diálogo entre empresa, instituciones y sindicatos’’ con el fin de salir de una crisis que el propio Agnelli, dijo, que ’’estaba convencido se podía superar’’.
Con un telegrama, el papa Juan Pablo II hizo llegar su condolencia por la pérdida ’’de un protagonista de la vida italiana, que supo prodigar esfuerzos para el desarrollo económico y social del país’’.
Además de Berlusconi y Ciampi se encontraban en el funeral el presidente de la Cámara de Diputados, Pier Ferdinando Casini, y del Senado, Marcello Pera, además de los principales exponentes del mundo político y empresarial italiano.
Desde Estados Unidos se desplazó hasta Turín Jack Smith, presidente de General Motors, el coloso automovilístico que posee un 20 por ciento del capital de Fiat desde finales de 2000.
La familia Agnelli ocupaba junto a ellos los primeros bancos, con la viuda del ’’gran patrón’’ de Fiat, Marella Agnelli y Umberto, el hermano que ha pasado a ser el nuevo hombre fuerte de la sociedad, y el nieto John Philip Elkann, considerado como el "heredero" en la saga familiar.
La ceremonia fúnebre fue seguida desde la explanada situada frente a la catedral por miles de turineses, que recibieron con aplausos la llegada del féretro cubierto de rosas blancas con los restos del ’’Avvocato’’ (como era conocido en Italia).
Fiat (Fábrica italiana de automóviles de Turín) fue fundada por la familia Agnelli en 1899, y ha sido desde entonces uno de los símbolos de la ciudad en el mundo.
"Será difícil llenar el vacío que el ’Avvocato’ nos ha dejado al marcharse", admitió hoy su alcalde, Sergio Chiamparino, al defender la celebración de un funeral de Estado para Agnelli, frente a la idea inicial de la familia de una ceremonia privada.
"Giovanni Agnelli era un símbolo y los símbolos se deben tratar con la solemnidad que se merecen", aseguró.
El último adiós al histórico empresario, con una impresionante manifestación de adhesión popular, continuó hoy acaparando la atención de los medios de comunicación italianos, que rinden homenaje a una de las figuras más representativas de los últimos cincuenta años.
Así, el funeral fue retransmitido en directo por la televisión pública RAI, mientras que todas las emisoras han dedicado programas especiales a Agnelli y a la Fiat, considerados patrimonio común de todos los italianos.
Los restos mortales de Agnelli fueron trasladados a continuación al panteón familiar en el cementerio de Villar Perosa, en las afueras de Turín, para recibir sepultura en una ceremonia privada.
El "Avvocato" reposará junto a su abuelo Giovanni, fundador de Fiat, y su hijo Edoardo, que se suicidó en noviembre de 2000.
