JERUSALEN.— El ejército israelí demolió el miércoles la casa de un miliciano palestino en la Franja de Gaza, causando la muerte de una anciana, y mató a tiros a un policía en Cisjordania, informaron autoridades y testigos.
El ejército informó también que 15 sospechosos palestinos fueron arrestados durante varias redadas en Cisjordania, la madrugada del miércoles. Siete palestinos más fueron detenidos para responder a interrogatorios.
En el centro de Gaza, las fuerzas israelíes ingresaron en el campamento de refugiados de Maghazi, y demolieron la casa que pertenecía a Baha Abú Said, un miliciano que pereció en noviembre del 2000, durante un ataque en el que mató a dos soldados israelíes.
La madrastra de Abú Said, Kamla Abú Said, se encontraba en la casa cuando fue demolida y murió debido a lesiones en el pecho, informaron familiares y médicos en el hospital Al Aqsa, en Deir al-Balah. No estaba claro por qué estaba la mujer en la vivienda en el momento de la demolición.
Las tropas israelíes suelen ordenar a la gente que desaloje una casa antes de derribarla, aunque han surgido casos de personas sordas que no se han enterado de la demolición inminente y han quedado atrapadas entre los escombros. Algunos parientes de Abú Said dijeron que la víctima no era sorda, aunque su capacidad acústica era limitada.
Durante la incursión israelí en el campamento, los soldados intercambiaron fuego con algunos milicianos palestinos. Un palestino de 62 años, que aparentemente presenciaba los combates desde la ventana de su casa, resultó herido, fue atendido en un hospital cercano y dado de alta, según algunos palestinos.
Entretanto, en la ciudad cisjordana de Qalqiliya, las tropas israelíes mataron a un policía palestino. Otro sujeto resultó herido mientras el ejército realizaba un allanamiento.
Según los funcionarios y residentes palestinos, 10 vehículos israelíes entraron a Qalqiliya a las 3:30 de la madrugada del miércoles (0130 GMT) y dispararon sobre policías desarmados. El ejército informó que los policía trataron de huir y desobedecieron las órdenes de detenerse.