DUBAI.- Los enemigos del Islam pretenden debilitar las naciones musulmanas para destruirlas una tras otra, por lo que los creyentes están llamados a resistir para protegerse, dijo hoy el Imán -guía espiritual- de La Meca, jeque Abdelaziz bin Abdala, durante el sermón del día más importante de la peregrinación anual islámica.
A los pies del monte Arafat, donde hoy casi dos millones y medio de musulmanes convergieron para rezar y pedir perdón por sus pecados, el gran Imán de La Meca lanzó un discurso incendiario en el que también defendió a la familia Real wahabí, que gobierna en Arabia Saudí.
"Nuestra nación musulmana está amenazada por aquellos que le acusan de alentar y practicar el terrorismo. Es amenazada en su economía, en su moral y en sus valores", advirtió el jeque Abdala ante una marea de hombres y mujeres que cubrían las faldas del monte desde el que se supone que Mahoma pronunció su último sermón.
Para ello, añadió, los musulmanes "están llamados a refutar la injusticia con la justicia y lo ilógico con lo lógico. Debemos cooperar y ser solidarios y denunciar la sedición para proteger nuestros intereses".
Desde su púlpito en la mezquita de Nemara, en la ladera del monte Arafat, el Imán recomendó "profundizar en los valores y los principios musulmanes para hacer fracasar los intentos de los enemigos de dañar nuestra religión".
Aunque no citó a los enemigos por su nombre, expertos en la zona consideran que el Imán aludía a Estados Unidos, país que acusa a la red terrorista internacional Al Qaeda, y a su líder, el multimillonario de origen saudí Osama bin Laden, de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York.
Además, Washington identificó a 15 de los 19 supuestos autores materiales de los ataques como ciudadanos saudíes, al tiempo que en la prensa norteamericana se ha acusado a Riad de alentar el terrorismo.
El discurso de jeque Abdala, que fue transmitido en directo por canales de televisión por satélite a todos los países musulmanes del mundo, marcó el clímax de los ritos peregrinación anual a los lugares santos islámicos.
Con las primeras luces del día, los peregrinos, vestidos con el preceptivo Ihram (dos piezas de tela blanca sin costuras), subieron al monte, donde permanecerán hasta que el sol se oculte hoy en el horizonte.
El rito del monte Arafat se ha realizado este año bajo un llamamiento de La Liga del Mundo Musulmán, una agrupación con sede en La Meca, a los peregrinos para que abandonen todo extremismo.
"Los compañeros del Profeta Mahoma eran defensores de la paz y su ejemplo continuará para servir como guía de la Umah (Nación Islámica) en la edad moderna", dijo Abulá al-Turki, secretario general de la organización.
Desde el monte Arafat, tras un día considerado de preparación para el día del juicio final, los fieles se dirigirán a la localidad de Muzdalifa y recogerán los guijarros que luego utilizarán para apedrear al diablo, representado en tres columnas erigidas en la localidad de Minia, a unos cinco kilómetros de La Meca.
Mañana, los peregrinos rememorarán el sacrificio que Dios le pidió a Abraham, y degollarán millones de corderos, camellos, cabras o vacas, tras lo que comenzarán tres días de fiesta para los más de 1.200 millones de musulmanes que hay en el mundo.
Antes, las autoridades recubrirán hoy la Kaaba, lugar en el que se guarda la "piedra negra" que los musulmanes consideran un pedazo desgajado del paraíso, con una nueva "kiswa", tela de 658 metros cuadrados seda y oro que se cambia cada año y cuesta más de cuatro millones y medio de dólares.
Más de 1,4 millones de peregrinos de 170 países llegaron este año para la peregrinación, a quienes se les ha sumado un millón de fieles saudíes y trabajadores extranjeros que viven en el reino.
Varios líderes árabes, incluido el emir de Kuwait, jeque Yaber al-Ahamd al-Sabah; el presidente yemení, Ali Abdulá Saleh, y el presidente tunecino, Zine al-Abidine Ben Ali, realizan la peregrinación de este año.