LA PAZ.- Una turba enardecida incendió la tarde de este miércoles la Vicepresidencia de Bolivia, un antiguo edificio republicano, tras encarnizados enfrentamientos entre militares y policías que dejaron al menos catorce muertos y un centenar de heridos.
Una gruesa humareda se desprendía del edificio construido en los albores del siglo XX, a 200 metros del presidencial Palacio Quemado, que arde en llamas ante la ausencia del policial cuerpo de Bomberos amotinado junto a otras unidades en demanda de mejores retribuciones. El fuego carcomía el ala derecha y amenazaba con expandirse a casas contiguas.
El edificio, que guarda un archivo histórico y la más importante hemeroteca del país, con ejemplares desde 1820 y en el que laboran unos 40 empleados, estaba desierto.
Los civiles, en su mayoría adolescentes de extracción humilde, azuzaban el fuego mientras gritaban consignas contra el Presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada, y saqueaban el recinto también apedreado, constató la prensa en el lugar.
Igual suerte han corrido el recinto del Ministerio de Trabajo, a dos cuadras de la Vicepresidencia, lo mismo que la sede de la populista Unidad Cívica Solidaridad (UCS), cercana al Gobierno, emplazada en la acera de enfrente.
La turba intentaba violentar asimismo las puertas de una oficina bancaria, cuyo frontis también ardía en llamas.
Retiro de las medidas objetadas
El Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada pidió esta noche a policías amotinados y militares que pongan fin a los enfrentamientos. Sánchez de Lozada anunció que retiraba el paquete de impuestos que dio origen a las protestas.
El Mandatario formuló el pedido en un mensaje televisado, rodeado de los comandantes de la policía y las fuerzas armadas, que después tomaron el micrófono y dieron órdenes en el mismo sentido.
LLos pedidos permiten establecer que el ejército, una vez iniciados los intercambios de disparos en la ¨plaza Murillo, sede del palacio de gobierno y del Congreso, ya no obedecieron a sus mandos naturales. Los policías habían rechazado ya en la mañana atender a su comandante, general Edgar Pardo.
Pese a ello, la lealtad al gobierno que manifestó el ejército hace presumir que acatará la orden, pero no parece probable que lo hagan los policías amotinados.
Pocos minutos antes de esa transmisión, desde un lugar no identificado, el Mandatario informó en un mensaje también televisado que había decidido retirar el proyecto de ley del presupuesto 2003, que aplicaba un nuevo impuesto a los sueldos.
"Hoy es un día de pena y de dolor para todos los bolivianos. Yo estoy muy entristecido de haber visto cómo se han enfrentado hermanos bolivianos miembros de dos instituciones fundamentales de nuestra historia... esto no puede ser, tiene que parar. Dios Salve a Bolivia", agregó.
Líder cocalero pide renuncia presidencial
En tanto, el dirigente de los campesinos cultivadores de hoja de coca y líder de la oposición en el Congreso, diputado Evo Morales, dijo que el retiro del proyecto de ley, que fue enviado el martes al Congreso, era insuficiente y reclamó la renuncia inmediata del Presidente.
Llamó al Mandatario y a sus colaboradores "asesinos" y convocó a la población a salir a las calles para provocar su derrocamiento.
Los policías exigen un incremento salarial del 40% y que se anule el llamado "impuestazo". Pero, pese al anuncio presidencial, no depusieron su medida de protesta.
En la plaza Murillo continuaban los enfrentamientos con armas de fuego entre los policías rebeldes, que tienen su centro de operaciones a media cuadra de allí, y tropas del ejército y la policía militar enviadas al lugar para proteger al palacio de gobierno.
Inicialmente, los uniformados intercambiaron disparos de cartuchos de gases lacrimógenos, pero después apelaron a sus armas de fuego.
Francotiradores del ejército se apostaron en el techo del palacio y en la cúpula de la catedral católica de La Paz, que se encuentra al lado de la casa de gobierno, y desde allí dispararon contra los policías rebeldes.
Por los ruidos, también se pudo evidenciar que los militares están utilizando ametralladoras.
Informes del Hospital General señalan que 10 personas, en su mayoría policías, llegaron allí muertas con impactos de bala, y que al menos otras 55 personas, entre policías y civiles, resultaron heridas de distinta consideración, en su amplia mayoría también de bala.
Del otro lado, el Hospital Militar informó que a sus instalaciones llegaron dos soldados muertos y 29 heridos.
En tanto, grupos de civiles, en su mayoría estudiantes y, aparentemente policías vestidos de paisano, se dieron a la tarea de destruir vehículos y tratar de prender fuego a algunos edificios públicos.
Entre los agitadores se encontraban activistas del Partido Obrero Revolucionario, de tendencia trotskista, y de otras fuerzas de izquierda radical.
Ellos supuestamente salieron a apoyar a los policías, pero fuentes del gobierno informaron que eran grupos radicales que buscan enfrentamientos.
Hacia el final de la tarde del miércoles, la plaza Murillo era aún un campo de batalla. Los militares se encuentra en la parte lateral de la plaza donde está situado el palacio, mientras que los policías rebeldes están parapetados en una esquina en diagonal de ese espacio, a media cuadra del cuartel de Grupo Especial de Seguridad (GES).
Los agentes tomaron el techo de la cancillería, en diagonal al palacio, y desde allí disparan contra los militares.
Ese regimiento se constituye en el comando de los rebeldes.
La protesta también es apoyada por al menos otros cuatro regimientos policiales de La Paz.
El "impuestazo" consistía en el establecimiento de un tributo progresivo de hasta el 12,5% para bajar el déficit fiscal del 8,5% de 2002 a 5,5% en la presente gestión, en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Pero la población se manifestó fuertemente contraria a la medida, desde su anuncio, el domingo pasado, por parte del propio presidente.
La Central Obrera Boliviana, que agrupa a los sindicatos más grandes, convocó a una marcha en La Paz para el jueves en rechazo al ajuste impositivo.