LA PAZ.— La policía volvía la tarde del jueves a tomar control de La Paz, 48 horas después de haberse acuartelado por una demanda salarial, en un motín que derivó en enfrentamientos con el ejército y actos de vandalismo y dejó 20 muertos.
En las primeras acciones policiales, los agentes detuvieron a centenares de personas en el barrio residencial de Sopocachi y en la estación central de La Paz, a donde habían llegado grupos de jóvenes y adolescentes para saquear cuanto encontraran. Los vecinos aplaudieron a la llegada de los guardias a Sopocachi.
Cientos de delincuentes y agitadores habían tomado el centro de La Paz la noche del miércoles, ante la ausencia de las fuerzas policiales en las calles.
Los desmanes se extendieron también a Cochabamba, donde al menos una persona resultó muerta en enfrentamientos con el ejército, que se mantuvo leal al Gobierno. También se registraron saqueos en Oruro.
En Cochabamba y Santa Cruz, según voceros de los amotinados, se mantenían acuartelados todavía, pese al retorno a las calles de sus camaradas en La Paz, y horas después de que el sector firmó un acuerdo con el Gobierno, que atiende parcialmente sus reclamos.
Una enfermera murió cuando la ambulancia en que atendía a un herido fue atacada a balazos en condiciones no aclaradas. Una médica y otra enfermera resultaron heridas.
Los heridos suman cerca de un centenar, según informes médicos. El Hospital General, el principal centro de atención de las víctimas, anunció que no enviaría más ambulancias debido al ataque a sus profesionales.
El Gobierno acusó directamente al opositor Movimiento al Socialismo (MAS), del líder cocalero y diputado Evo Morales, de tener francotiradores apostados en distintos puntos para atacar al ejército.
El secretario ejecutivo del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Oscar Sandóval, señaló a Morales como uno de los responsables de los disturbios, para provocar el derrocamiento del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Morales fue uno de los organizadores de la marcha convocada el jueves para reclamar la renuncia del presidente, que derivó en nuevos saqueos y enfrentamientos.
El ministro de Defensa, Freddy Teodovic, declaró que las fuerzas armadas constataron la existencia de francotiradores civiles y "detectaron extremistas del MAS (que actúan) para derrocar al Gobierno".
El portavoz gubernamental, Mauricio Antezana, señaló que Sánchez de Lozada no renunciará e instó a Morales a ayudar a que retorne la calma al país.
Uno grupo de jóvenes saqueó e incendió un banco del centro de La Paz, con el saldo de al menos cinco heridos. Otros continuaron saqueando el Ministerio de Desarrollo Sostenible, que ya había sido incendiado parcialmente el miércoles.
Entre los innumerables edificios públicos y comercios que fueron saqueados en La Paz y El Alto se cuenta la Vicepresidencia, que también fue incendiada.
El Gobierno dispuso la protección de la plaza Murillo, donde se encuentran el palacio de gobierno y el Congreso, con tanquetas y carros de asalto. La zona fue escenario el miércoles de los enfrentamientos entre policías amotinados y el ejército en los que murieron al menos 13 policías.
Un portavoz de la empresa Soft Drinks informó que la embotelladora de Coca Cola en la vecina ciudad de El Alto había sido atacada. Horas antes, fue saqueado un almacén aduanero, de donde fueron robados desde automóviles hasta computadoras.
También un ejecutivo de la embotelladora de Pepsi en esa ciudad dijo que su planta había sido atacada.
El Presidente, en tanto, trabajaba con varios ministros en su residencia particular con el propósito de frenar la ola de desórdenes y diseñar un nuevo presupuesto para el año 2003, después de que el miércoles debió retirar el que incluía el llamado "impuestazo", que la policía empleó como justificativo de su motín.
El ministro de gobierno, Alberto Gasser, afirmó que los actos vandálicos fueron dirigidos por agitadores vinculados a agrupaciones políticas de izquierda.
Señaló que los enfrentamientos del miércoles en la plaza Murillo entre policías y militares fueron provocados por francotiradores de grupos radicales, que supuestamente dispararon a uno y otro frente para provocarlos.