LA PAZ.— Una multitud llorosa aplaudió el viernes el paso de los féretros de nueve policías que murieron el miércoles en un enfrentamiento con el ejército, cuando demandaban un aumento salarial y la anulación de un impuesto sobre los sueldos. Escenas conmovedoras protagonizadas por los deudos, muchos de condición muy humilde, se vieron en el centro de La Paz, por donde el cortejo pasó rumbo al cementerio general de la ciudad. El comandante de la Policía, general Edgar Pardo, llevaba el primer féretro, sobre el que había sido extendida, como en los demás casos, la bandera boliviana y dispuesto la gorra del policía cuyos restos yacían en él. La muchedumbre expulsó con algunos empujones a dos legisladoras del oficialista Movimiento Nacionalista Revolucionario que trataban de acompañar al cortejo, en el entendido de que el Gobierno es el responsable de los enfrentamientos. La diputada Teresa Paz y la senadora Moira Paz, esta última hija del desaparecido presidente Víctor Paz Estenssoro, debieron abandonar la procesión, con la custodia de varios policías. Los enfrentamientos se produjeron el miércoles, en la plaza Murillo cuando el ejército intentaba proteger el palacio de gobierno, que se encuentra allí, de un ataque de manifestantes. Los policías, que se encontraban amotinados a pocos metros de una de las esquinas de La Plaza, dispararon entonces gases lacrimógenos y al cabo de unos minutos ambas se vieron envueltos en una batalla campal, en la que incluso se usaron ametralladoras. El Hospital General informó preliminarmente que en el enfrentamiento murieron 12 policías y cuatro militares. Los miembros del ejército, que se mantuvieron leales al Gobierno, velaron y enterraron a sus caídos en reserva. En Washington, la OEA aprobó hoy un voto de apoyo al Presidente Sánchez de Lozada.