SEUL.- El conductor de uno de los convoyes del metro incendiado el pasado martes en Daegu, en el que murieron 133 personas, reconoció hoy que quitó la llave de control del tren y escapó sin abrir las puertas de los vagones, lo que contribuyó a aumentar el número de víctimas, informó la policía.
Según las investigaciones policiales, el técnico, identificado sólo como Choi y de 39 años de edad, conducía el convoy que circulaba en dirección contraria al que en un principio originó el incendio, y entró en la estación al recibir autorización del control central.
Choi dijo a la policía que quitó la llave al escapar ’’pensando que los pasajeros habían salido y huido’’ de los vagones, aunque sabía que las puertas se cierran automáticamente al quitar ese dispositivo de control.
Después de varias horas de lucha contra las llamas y las emanaciones de humo y gases tóxicos del devastador incendio, los equipos de rescate hallaron que cuatro de los seis vagones del tren que conducía Choi tenían las puertas cerradas, por lo que sus pasajeros quedaron atrapados en el interior.
En ese convoy fueron encontradas el 90 por ciento de las víctimas mortales del incendio, que fue provocado el pasado martes por un viajero con desequilibrios psíquicos.
La policía sospecha que Choi quiso ocultar su equivocación, porque pidió a un compañero que guardara la mencionada llave en un almacén.
La investigación policial se ha extendido también a la responsabilidad del control central de la red del ferrocarril subterráneo, al creer que los operarios incurrieron en negligencia al haber dado la orden de entrar a la estación al segundo tren, pese a que ya se había detectado el incendio.
Mientras tanto, un equipo de 20 forenses tratar de identificar cerca de 80 cadáveres calcinados que se encuentran en el interior de los vagones, con análisis de ADN, tarea que se puede demorar varios meses debido al estado irreconocible y el grado de calcinación de los restos.
Los familiares de las víctimas presentarán un pleito contra la ciudad de Daegu una vez concluya la identificación de los cadáveres y el funeral de los muertos, al considerar que la negligencia de los empleados del la red del metro de esa ciudad contribuyó a la catástrofe.
