TOKIO.- El presidente afgano, Hamid Karzai, pidió hoy el respaldo al desarme de las bandas armadas de su país, mientras representantes de 45 países decidieron en Tokio otorgar 71 millones de dólares a Afganistán para financiar esos esfuerzos.
Japón tuvo la iniciativa de organizar esta conferencia, de un sólo día, para transmitir al dirigente afgano el compromiso de la comunidad internacional en el proceso de reconstrucción de aquel país, fomentar nuevas ayudas y reforzar su autoridad frente a las divisiones de los numerosos clanes de esa nación.
Las tensiones bélicas que vive el mundo debido a las presiones de EEUU para que Irak se desarme han desviado la atención del problema afgano, cuyo gobierno de transición apenas ha cumplido un año, sin haber logrado eliminar las amenazas y atentados contra sus propios miembros.
Las autoridades de Afganistán anunciaron el mes pasado la creación de los comités encargados para el desarme de ex combatientes, reclutamiento de un ejército nacional y reinserción en trabajos públicos y proyectos nacionales de los guerrilleros desmovilizados y desarmados.
’’Conseguir el desarme, la desmovilización y la reinserción de los soldados y oficiales responde a las aspiraciones más profundas del pueblo afgano, que está deseoso de salir de la guerra y la violencia hacia una sociedad civil, segura y pacífica’’, resaltó Karzai en el foro de Tokio.
En una rueda de prensa tras llegar a Japón, ayer, el presidente Karzai quiso resaltar la importancia que para el mundo tiene el desarme de las facciones belicosas de Afganistán, e intentó alejar la huida del respaldo internacional debido a la tensión bélica que se vive en la zona por la posible guerra entre EEUU e Irak.
En la conferencia de Tokio, Karzai indicó hoy que era de capital importancia desarmar a 100.000 milicianos, integrarlos en un ejército nacional o reinsertarles en la sociedad con trabajos civiles para establecer ’’un clima de seguridad conductivo para celebrar en el 2004 elecciones libres e imparciales’’.
El líder afgano reveló que el 21 de marzo, fecha que marca el Año Nuevo de Afganistán, anunciará el plan de desarme y reinserción social de milicianos, y dijo que esperaba ponerlo en práctica con la ayuda internacional.
El programa se pondrá en marcha de forma escalonada en ciertas provincias y según su marcha se irá aplicando a otras zonas hasta su terminación.
Según fuentes japonesas, el programa contempla la creación de oficinas en Afganistán para registrar a ex combatientes y ofrecerles cursos de formación de varios meses, que comenzarán a partir de junio.
Karzai apuntó que uno de los objetivos del plan es armonizar las habilidades, formación y aspiraciones de los soldados y oficiales con las opciones de reinserción disponibles.
’’Creemos que la primera fase del desarme no durará más de un año’’, dijo, para indicar más adelante que un ejército nacional, que en la actualidad cuenta con 3.000 efectivos, era la alternativa más digna para ganarse la vida de los ex combatientes.
Japón se apresuró a anunciar una ayuda e 35 millones de dólares para financiar esas labores en las que fomentará también trabajos vinculados directamente con la reconstrucción del país, diezmado por años de guerras y los masivos ataques aliados contra el régimen Talibán desde finales del 2001, como la extracción de minas sembradas en todo el país y la agricultura.
La ministra de asuntos Exteriores japonesa, Yoriko Kawaguchi, urgió la pronta puesta en marcha del programa de desarme e indicó que la reconciliación nacional de todas las partes implicadas en Afganistán era la clave para lograr ese objetivo.
Junto a Japón, cuya aportación fue la más voluminosa, Estados Unidos prometió 10 millones de dólares, Gran Bretaña tres y medio, y Canadá 2,2 millones más, que cubren los 50 millones de dólares calculados en un principio para poner en práctica y financiar el primer año el programa de desarme y reinserción de excombatientes afganos.
Pero, según el sumario de la presidencia de la reunión emitido al final, se requerirán fondos financieros adicionales para que el plan pueda alcanzar sus plenos objetivos.
El foro de Tokio tuvo lugar trece meses después de la conferencia internacional para la reconstrucción de Afganistán que se celebró también en Tokio y que ofreció a aquel país una ayuda de más de 4.500 millones de dólares.