CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II convocó hoy para el próximo 5 de marzo, miércoles de Cenizas, a una jornada mundial de oración y ayuno por la causa de la paz "en especial en Medio Oriente", en un momento de gran tensión internacional por la crisis en Irak.
"Los cristianos estamos llamados a convertirnos en centinelas de la paz", dijo el Pontífice al añadir que las conciencias "no deben ceder a la tentación del egoísmo, la mentira y la violencia".
"Nunca el futuro de la humanidad podrá ser garantizado por el terrorismo y la lógica de la guerra", señaló el Santo Padre, quien repitió tres veces la palabra "nunca" y admitió su "gran preocupación" por la posibilidad de un conflicto en Irak.
Esta guerra, indicó, "podría afectar a toda la región de Medio Oriente y agravar las tensiones que ya existen en este inicio del Tercer Milenio".
La convocatoria de la jornada por la paz tuvo lugar hoy durante el tradicional rezo del Angelus ante varios miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Según el Santo Padre, esta iniciativa -que coincide con el inicio de la Cuaresma- servirá para "implorar a Dios la conversión de los corazones y la toma de decisiones justas para resolver con medios adecuados y pacíficos los conflictos que afligen el peregrinar de la humanidad en nuestro tiempo".
Por este motivo invitó a los fieles al rezo del rosario y el ayuno del próximo miércoles e insistió en la obligación de "los creyentes de todas las religiones de proclamar que nunca podremos ser felices los unos contra los otros".
A esta "invocación coral" que puso en manos de la Virgen María, "reina de la paz", debe unirse el ayuno, explicó, que es "expresión de penitencia por el odio y la violencia que contaminan las relaciones humanas".
Añadió que la práctica del ayuno "es compartida por los cristianos con los hermanos y hermanas de otras religiones" y que permite "desprenderse de la soberbia y ponerse en disposición de recibir de Dios los mayores dones, en especial el de la paz".
El Papa Wojtyla se ha convertido en una de las principales voces en el mundo contra una guerra en Irak, que sería a su parecer "una derrota para toda la Humanidad" y crearía nuevas divisiones en el mundo, ante la que la Santa Sede mantiene una intensa actividad diplomática.