CIUDAD DEL VATICANO.- La guerra unilateral lanzada por algunos países contra Irak sin el consentimiento de la ONU sería "un crimen contra la paz", declaró este lunes monseñor Jean-Louis Tauran, ministro de Relaciones Exteriores de la Santa Sede.
"Una guerra de agresión constituiría un crimen contra la paz", declaró el religioso al margen de una conferencia celebrada en el Instituto Dermatológico de Roma.
El representante del Papa recordó que existe el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas que impone a los Estados miembros de renunciar a la guerra como medio para resolver los conflictos internacionales.
"Sólo el Consejo de Seguridad de la ONU tiene el poder de decidir una intervención armada de legítima defensa, que presupone la existencia de una agresión previa", dijo el religioso.
Para la Santa Sede toda acción "debe ser iniciada y decidida en el contexto de las Naciones Unidas", reiteró el prelado.
El Vaticano pidió que los inspectores de desarme ONU "continúen" su trabajo.
"Hay pequeños espacios para la paz y la esperanza", afirmó Tauran, quien instó a las autoridades iraquíes a que se "comporten según el código de conducta y pertenencia de la sociedad de las naciones".
El Papa Juan Pablo II está consagrando todos sus esfuerzos para evitar una guerra contra Irak, cuyas consecuencias considera impredecibles tanto a nivel social como religioso y político.
El sábado pasado, el Papa recibió en el Vaticano al Primer ministro británico, Tony Blair, al que pidió que haga "todos los esfuerzos" para evitar la guerra.
El encuentro revistió un carácter excepcional, ya que ningún jefe de gobierno británico había sido recibido por un pontífice desde hacía treinta años.
Tony Blair, de confesión anglicana, es el principal aliado de Estados Unidos en Europa y defendió "moralmente" una intervención armada contra Irak en el caso de que el Presidente Saddam Hussein rechace cooperar en el desarme de su país.
Juan Pablo II, de 82 años, quien sufre del mal de Parkinson y tiene dificultades tanto para hablar como para caminar, está gastando todas sus fuerzas físicas en convencer a los líderes de todo el mundo para que encuentren una fórmula "justa y eficaz" a la crisis, como fue auspiciado el martes pasado en un comunicado oficial de la Santa Sede.