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Nueva jornada de violencia vive Río de Janeiro

Acción de amedrentamiento de narcotraficantes se materializó, por segunda día, en la quema de autobuses y asaltos a establecimientos comerciales.

25 de Febrero de 2003 | 21:21 | AFP
RIO DE JANEIRO.- Rio de Janeiro vivió este martes una segunda jornada de violencia promovida por narcotraficantes, con autobuses incendiados y comercios atacados, pese al operativo de máxima seguridad dispuesto por las autoridades para garantizar la tranquilidad de la población durante el Carnaval.

Seis autobuses de servicio público y tres automóviles particulares fueron incendiados en Rio, donde también fueron atacados comercios, informaron las autoridades locales.

Los incidentes elevan a 29 el número de vehículos de transporte público destruídos en dos días.

Según las autoridades, la ola de violencia fue lanzada por los narcotraficantes en represalia por los medidas de seguridad adoptadas en el complejo carcelario de Bangú (en las afueras de Rio de Janeiro) donde se encuentran detenidos varios de los jefes mafiosos.

Uno de ellos es el convicto narcotraficante Fernandihno Beira Mar, a quien las autoridades le atribuyen estar detrás de los actos violentos.

Más temprano, este martes, el comandante general de la Policía Militar del estado de Rio de Janeiro, Renato Hottz, dijo a la prensa que todos los batallones de esa corporación se mantenían en alerta y con todo el personal de patrulla en las calles.

"Yo pienso que la situación en la ciudad está bajo control. De cualquier manera, los batallones de la Policía Militar se encuentran en estado de alerta, y tenemos 16.000 hombres en las calles para que la población se sienta segura", dijo.

Ese número de uniformados representa exactamente el doble del personal de la Policía Militar que habitualmente patrulla las calles de la ciudad.

En la mañana de este martes, era posible ver patrullas de la Policía Militar apostadas en las entradas a las "favelas" (barrios marginales), en los accesos a las principales avenidas de la ciudad y en las terminales de autobuses, para prevenir nuevos incidentes violentos de los traficantes de droga.

El enorme dispositivo fue dispuesto de emergencia en la madrugada del lunes a causa de la ola de violencia que barrió la ciudad, pero la principal preocupación es garantizar que la población local y los turistas disfruten de un clima de paz durante las fiestas de Carnaval.

El comercio permaneció cerrado por el segundo día consecutuivo en algunos puntos de la ciudad, aunque en menor escala que el lunes, en tanto que algunos autobuses cambiaron su ruta para evitar el riesgo de ser atacados a su paso por ese complejo de favelas.

La gobernadora de Rio de Janeiro, Rosinha Matheus, había dicho además que "la policía continúa vigilante, y la situación está bajo control".

Para el secretario de Turismo de Rio de Janeiro, José Eduardo Guinle, lo ocurrido el lunes es "lamentable", ante la alta inversión en campañas publicitarias para mejorar la imagen de la ciudad en todo el mundo.

"Espero que el carnaval y el buen humor de los habitantes de Rio de Janeiro disiparán la mala impresión de los turistas", dijo Guinle.

El sector hotelero aguarda unos 400.000 turistas (locales y extranjeros) durante el Carnaval, alrededor de 10% más que el año pasado, y por ello para las autoridades de Rio de Janeiro garantizar la paz social es esencial.

A pesar del intenso despliegue policial, la ciudad vivió en la madrugada incidentes aislados. En la periferia norte, tres autobuses fueron depredados e incendiados por hombres armados durante la madrugada, sin que la policía llegara a tiempo para impedirlo.

Ya en la mañana de este martes un supermercado que el lunes se había negado a cerrar sus puertas ante la amenaza de los traficantes, fue ametrallado por desconocidos.

Según cálculos de la Federación de Comercio, la jornada provocó pérdidas al sector por valor de 50 millones de reales (unos 14 millones de dólares).

Por su parte, el secretario de Seguridad Pública de Rio de Janeiro, el coronel Josias Quintal, defendió la idea de que grupos de las Fuerzas Armadas auxilien en el combate a la violencia, ya que con la ocupación militar en zonas críticas la acción policial sería facilitada.

"La policía no puede ser omnipresente. La ciudad de Rio de Janeiro incluye 650 favelas", dijo el secretario Quintal.

Esa fuerte presencia policial en las calles de Rio de Janeiro deberá continuar hasta el fin de las fiestas del popular Carnaval, que comienza el fin de semana.
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