BAGRAM, Afganistán.- El arma más avanzada de los militares estadounidenses para perseguir a los fugitivos del Talibán en las peligrosas cavernas de las montañas de Afganistán es un robot llamado Matilda.
Equipado con una cámara de vídeo y sensores especiales para revisar la calidad del aire y detectar gases tóxicos, Matilda entrará en servicio en poco tiempo, explicó Terry O’Donoghue, un soldado retirado que ayuda a operar el programa del robot en un centro contra minas en Fort Leonard Wood, Missouri.
El jueves, O’Donoghue entrenaba a unos 15 soldados para operar el robot, que será utilizado para registrar trampas explosivas en edificaciones y marchar a la vanguardia de los soldados en la también peligrosa tarea de registrar cavernas y túneles.
"El propósito de desarrollar el robot para Afganistán fue hacer reconocimientos en cavernas y túneles", dijo O’Donoghue. "Es más seguro enviar a un robot que a una persona".
Desde el derrocamiento del Talibán a fines del 2001, las tropas estadounidenses han estado persiguiendo a los remanentes del grupo y sus aliados de la red Al Qaeda de Osama bin Laden.
Parte de esas labores de búsqueda han sido en las montañas de la frontera con Pakistán, una región llena de túneles y cavernas.
Los militares presumen que Bin Laden invirtió millones de dólares fortificando una red de túneles subterráneos en las montañas y podría esconderse en cavernas para escapar a la coalición internacional encabezada por estados Unidos. Su paradero sigue siendo un misterio.
"Esta es la generación más avanzada de ratas de túneles", dijo O’Donoghue, en referencia a los soldados estadounidenses que adquirieron ese sobrenombre regiles de los guerrilleros vietnamitas en la Guerra de Vietnam.
Matilda es controlado desde una computadora por medio de un cable de fibra óptica que tiene una extensión de 600 metros.
Esa línea es necesaria porque la comunicación por radio puede perderse en las curvas de una caverna o en las esquinas de un edificio con trampas explosivas, dijo O’Donoghue.
Cada robot tiene un valor de 38.000 dólares y pesa alrededor de 24 kilogramos. Según O’Donoghue, 14 de ellos comenzarán a funcionar pronto.
Controlar el robot es similar a un juego de computadoras, según explicó el sargento Mike Bergeron, también del centro contraminas.
"Yo llamo a estos soldados la Generación Nintendo", dijo Bergeron.
Los soldados eran entrenados también el jueves en un nuevo detector de minas que combina el detector regular de metales con un radar que penetra la tierra.
El artefacto permite al operador distinguir entre fragmentos ordinarios de minas o metales e identificar minas que no son de metal, dijeron las autoridades militares.