BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino reiteró hoy su promesa de levantar las restricciones que pesan sobre los depósitos a plazo fijo, el llamado "corralón" bancario, antes de la asunción del nuevo Presidente del país, prevista para el próximo 25 de mayo.
El jefe de Gabinete de Ministros, Alfredo Atanasof, aseguró hoy en rueda de prensa que es un "objetivo" del Presidente argentino, Eduardo Duhalde, poner fin a las restricciones.
El "corralón" fue creado a finales de enero de 2002 por el entonces ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, quien profundizó las medidas restrictivas al movimiento de fondos de cuentas a la vista, el "corralito" financiero, impuestas durante los últimos meses de gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001).
La decisión adoptada por el Gobierno de Duhalde convirtió a los depósitos en dólares a pesos argentinos, a un cambio de 1,40 pesos por dólar, que se actualiza cada mes con la aplicación del CER, un coeficiente que tiene en cuenta la variación inflacionaria.
A finales de enero pasado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, ya había prometido abrir definitivamente el "corralón" antes del fin del Gobierno de transición de Duhalde.
Gran parte de los plazos fijos afectados fueron liberados mediante recursos de amparo presentados por los ahorradores ante la Justicia, fueron canjeados por bonos del Estado argentino, mediante dos ofertas abiertas desde mediados del año pasado, o devueltos de forma parcial mediante ofertas voluntarias de los bancos.
En los tres casos, la devolución de los depósitos se hizo a un cambio de 1,40 pesos por dólar más la aplicación del CER, por lo que se calcula que, teniendo en cuenta el actual cambio del dólar a 3,19 pesos, los ahorradores perdieron el 32 por ciento de sus ahorros originales en dólares.
El polémico asunto del "corralón" volvió a ser noticia esta semana, cuando la Corte Suprema de Justicia dictaminó el pasado miércoles la inconstitucionalidad de la conversión a pesos de los depósitos bancarios en un caso.
Si bien el fallo es sólo para el caso de la provincia de San Luis, que tenía depositados a plazo fijo 247 millones de dólares en el estatal Banco Nación, los bancos temen una catarata de recursos judiciales de los ahorradores afectados por el "corralón" y que quieren recuperar sus dólares.
El dictamen de la Corte abre un plazo de 60 días para que las partes acuerden los medios y plazos de pago.
El ministro de Economía señaló que su cartera no se precipitará en decidir si será necesaria una emisión de bonos estatales para afrontar la devolución de los depósitos.
Los bancos están dispuestos a devolver los depósitos en dólares al cambio de 1,4 pesos más el CER pero exigen que el Estado se haga cargo de la diferencia que reclaman los depositantes.
Por su parte, la calificadora estadounidense Standar & Poors señaló hoy que si la decisión del supremo tribunal se repite en el resto de las causas de los ahorradores particulares, la situación que se presentaría a los bancos y al Estado será compleja.
Hasta el momento, unos 100.000 ahorradores presentaron recursos de amparo por la conversión a pesos y las restricciones a la retirada de depósitos por 9.500 millones de dólares.
"Si la Corte Suprema falla en favor de la redolarización de depósitos de individuos, los depositantes sólo pueden esperar recibir bonos en dólares, emitidos por el Gobierno o por los bancos, porque los bancos no tienen los fondos para devolver los depósitos en la moneda original", considera S&P.
La calificadora agregó que "si los bancos son forzados a enfrentar las obligaciones de redolarización, tendrían incentivos para reclamar judicialmente la redolarización de sus activos, o sea, de deudas, lo cual introduciría renovadas incertidumbres y pondría en peligro la incipiente recuperación económica".
Quienes tampoco ocultan su temor son los deudores cuyos compromisos en dólares fueron también convertidos a pesos a principios de 2002.
Un juez de primera instancia determinó hoy que esa conversión es inconstitucional al dar la razón a un acreedor particular que reclama cobrar la suma prestada en moneda estadounidense.