PARIS.- El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, visitará los tres países africanos del Consejo de Seguridad en busca de apoyo contra el proyecto de ultimátum belicista de EE.UU. a Irak, lo que evitaría a París tener que usar su derecho de veto.
El jefe de la diplomacia francesa iniciará el domingo por la noche una gira de dos días por Angola, Camerún y Guinea-Conakry, mientras corre la cuenta atrás para una guerra contra Irak que Estados Unidos dice estar dispuesto a librar con o sin el visto bueno de la ONU.
Los tres países africanos forman parte de los seis miembros ’’indecisos’’ del Consejo de Seguridad de los que depende el resultado de la votación sobre el ultimátum a Irak para que el 17 de marzo haya entregado a los inspectores de la ONU ’’todas’’ sus armas de destrucción masiva, so pena de una intervención armada.
Esta votación crucial podría tener lugar el próximo martes, según indicó anoche Washington, que tiene el apoyo del Reino Unido y España, así como el de Bulgaria, y que ya tiene a más de 250.000 soldados desplegados en el Golfo listos para pasar a la acción.
Ayer, en el Consejo de Seguridad donde los jefes de los inspectores de la ONU presentaron un balance globalmente positivo de la cooperación de Irak, Villepin dijo solemnemente que ’’Francia no dejará’’ que se apruebe una resolución que permita el uso automático de la fuerza contra Irak, en una clara amenaza de recurrir al veto.
’’No podemos aceptar un ultimátum mientras los inspectores informen de que hay cooperación’’ por parte de Bagdad, recalcó.
El llamado ’’bando de la paz’’ está constituido en la ONU por Francia, Rusia y China (los tres con derecho de veto), y Alemania y Siria, que no lo tienen.
Dado que hacen falta nueve votos a favor para que se apruebe una resolución, la postura de los otros seis miembros del Consejo -los tres africanos ya citados, así como México, Chile y Pakistán- es decisiva en lo que algunos analistas tildan de partida de póquer.
Guinea-Conakry, que este mes preside el Consejo de Seguridad, es una antigua colonia francesa que recibe más ayuda al desarrollo de EE.UU. que de Francia y ya ha tenido la visita de emisarios de Washington que le han prometido más asistencia frente al problema de los refugiados de Sierre Leona o Liberia.
Camerún, que recibe una importante ayuda de Francia, no quiere problemas con París pero tampoco con EE.UU., que podría reducir los lazos comerciales. El embajador camerunés en la ONU se mantuvo ayer en la ambigúedad: abogó por una solución pacífica a la crisis iraquí pero denunció los insuficientes progresos de Bagdad.
Angola, cuyo viceministro de Exteriores dijo en la ONU que Irak ha hecho ’’ciertos progresos’’, ha aguantado hasta ahora frente a Washington, pero es el sexto proveedor de petróleo de EE.UU. y podrían estar en juego cuantiosos contratos petroleros, dicen los analistas.
Mientras Villepin defienda ante los tres países africanos la continuación, aunque acelerada, de las inspecciones de la ONU para desarmar a Irak, Washington hará intensas gestiones para tratar de ganar los votos que necesita para la adopción del ultimátum.
Aunque Rusia suscribió una declaración común con Francia y Alemania el pasado miércoles de que ’’no dejaremos pasar’’ una resolución que abra la vía a la guerra, y aunque China reafirmó ayer su oposición a la misma, los analistas no descartan que Francia se vea ante el dilema de ser la única en usar su derecho de veto.
Francia sólo ha usado su veto 18 veces en la ONU y nunca sola frente a Washington.
El embajador estadounidense en París, Howard Leach, ha dicho que ’’tener una posición diferente de EE.UU. es una cosa; bloquear a un aliado es otra, mucho más grave’’, y no descartó un boicot estadounidense, aunque ’’no oficial’’, a los productos franceses.
Antes de que el pulso con EE.UU. se acercara a su paroxismo, legisladores atlantistas de la mayoría conservadora en el poder en Francia y aliados del presidente, Jacques Chirac, le pidieron que no use su derecho de veto porque sería una ’’agresión’’ y ’’no debemos equivocarnos de adversario’’.
El peligro de un daño duradero en las relaciones transatlánticas es real para muchos analistas, pero los dirigentes franceses tratan de minimizarlo y dicen que, si bien Washington puede imaginarse ganar solo la guerra, la paz ’’sólo podrá construirse todos juntos’’.