KUWAIT.- El manual distribuido por el ejército estadounidense a los periodistas que acompañarán a sus soldados en una guerra en Irak define un marco estricto que según algunos profesionales podría constituir un acceso restringido a la información.
Cientos de periodistas del mundo entero que deben cubrir una guerra en Irak desde el interior de unidades del ejército norteamericano deben leer y firmar este documento de dos páginas y 50 artículos, presentado por el Pentágono como un esfuerzo para dar a los medios de comunicación un acceso al campo de batalla sin precedentes desde la Guerra de Vietnam.
Pero muchos de los medios de comunicación consideran que la forma de recibir a los periodistas en las unidades de combatientes, en un proceso catalogado de ’’incorporación’’ por el ejército, es una apuesta peligrosa.
Este método es diferente al trabajo de ’’pool’’, aplicado durante la Guerra del Golfo (1991), denunciado en esa época como un conflicto cuyas imágenes estaban sometidas a control. Pero estas nuevas reglas podrían desembocar en los mismos resultados, teniendo en cuenta su severidad.
’’Nosotros queremos que ustedes tengan el mayor acceso posible (a la información), con el mínimo de control’’, sostiene el mayor David Andersen, de los marines, en un gran hotel de Kuwait invadido de periodistas que esperan integrar sus unidades mientras beben un café tras otro.
Sin embargo, este documento debe mantener un delicado equilibrio entre el apetito de información de los reporteros y la necesidad militar de mantener sus operaciones bajo secreto para conservar su superioridad táctica sobre el adversario.
El documento sobre la ’’incorporación’’ fue sometido a intensa reflexión por el Pentágono, que invitó a más de 500 periodistas a cubrir la guerra.
’’Estas reglas básicas reconocen el derecho de los medios de cubrir las operaciones militares y su finalidad no consiste en impedir la publicación de artículos desagradables, embarazosos o negativos’’, indica el primer párrafo de este documento.
Aunque los periodistas recibieron favorablemente las reglas generales, están preocupados por la posibilidad de que algunas de ellas se traduzcan en la práctica en la imposibilidad de ’’sacar’’ informaciones.
Estas reglas autorizan teóricamente a los periodistas a señalar el número de soldados, de víctimas, los lugares donde se desarrollan las ofensivas, el número de soldados enemigos capturados y la fecha u hora de las ofensivas militares. Pero el comandante de las operaciones será finalmente quien decida lo que podrán escribir, y sobre todo, cuándo.
El mayor Andersen defendió esta política: "Habrá un margen de maniobra en el terreno cuando comiencen las operaciones. Las guerras se efectúan de ahora en adelante en los salones de los telespectadores y nosotros formamos a nuestros oficiales para que lo tomen en cuenta".