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Serbia anuncia detenciones tras asesinato de Primer Ministro

El viceprimer ministro serbio, Zarko Korac, afirmó que uno de los sospechosos principales, Milorad Lukovic, un ex comandante de los "Boinas Rojas" -una unidad especial de la policía que combatió en las guerras de los Balcanes- estaba "fugitivo".

13 de Marzo de 2003 | 08:47 | Reuters
BELGRADO.- El viceprimer ministro serbio, Zarko Korac, dijo el jueves que la policía arrestó a varias personas después del asesinato del primer ministro Zoran Djindjic, pero aclaró que los sospechosos principales seguían fugitivos.

Korac habló a la emisora de radio B92 después de que el gobierno atribuyó el crimen el miércoles por la noche a una banda criminal de Belgrado y divulgó una lista con los nombres de unos 20 de sus presuntos dirigentes.

"Es probablemente el grupo más organizado de los Balcanes", dijo Zorac. "La policía detuvo a una serie de personas durante la noche. La mayoría de las personas en la lista andan ocultos".

El viceprimer ministro serbio agregó que uno de los sospechosos principales, Milorad Lukovic, un ex comandante de los "Boinas Rojas" -una unidad especial de la policía que combatió en las guerras de los Balcanes- estaba "fugitivo".

Mientras tanto, Serbia trataba el jueves de reponerse del impacto causado por el asesinato del reformista y el gobierno anunció tres días de duelo y un servicio fúnebre más tarde en el día.

Djindjic, quien luchó para transformar a su país en una democracia pro-occidental, fue herido el miércoles en el exterior de un edificio del gobierno, en un hecho que sacudió al país balcánico y alarmó a las potencias occidentales.

El gobierno declaró, además, un estado de emergencia, en el cual el ejército asume las funciones de la policía y las libertades civiles pueden ser restringidas, y atribuyó el asesinato a un grupo llamado el clan Zemun, que toma el nombre de un municipio de Belgrado.

Djindjic, de 50 años, desempeñó un importante papel en la caída del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic y después lo envió al Tribunal Penal Internacional de La Haya. Había prometido erradicar la corrupción y la delincuencia que florecieron durante los turbulentos años de gobierno de Milosevic en la década de 1990.

"El asesinato... representa un intento de este clan criminal de provocar el caos, la anarquía y el temor en el país", dijo el gobierno en un comunicado el miércoles, en que añadió que el estado de emergencia era necesario para poder llevar ante la justicia a los responsables.

La muerte de Djindic deja a Serbia sin un primer ministro o presidente elegidos, pero las autoridades dijeron que el viceprimer ministro Nebotsa Covic ocupará temporalmente el cargo.

Djindjic es el primer jefe de un gobierno europeo asesinado desde el primer ministro sueco Olof Palme, en 1986.

Los líderes occidentales, que han emplazado a miles de tropas de pacificadores de la OTAN en la antigua Yugoslavia desde las guerras de los Balcanes de la década de 1990, acusaron a los extremistas que tratan de regresar a la región al caos y la inestabilidad de la época de Milosevic.

Además de Lukovic, la lista de sospechosos divulgada por el gobierno incluye a Dejan Milenkovic, acusado por la policía de tratar de matar a Djindjic el mes pasado con un camión que intentó chocar contra la caravana del primer ministro. Djindjic atribuyó el incidente al crimen organizado.

Korac describió el asesinato como "una declaración de guerra" contra el estado.

Según el diario Politika, uno o más francotiradores dispararon a Djindjic, quien el gobierno dijo que fue alcanzado en el pecho y el estómago, a una distancia de 200 metros desde el segundo piso de un edificio.

El gobierno exhortó a las organizaciones de noticias que se ajusten a su línea y amenazó con suspender a todo el que viole las reglas.

Los líderes occidentales elogiaron los esfuerzos de Djindjic para reinstaurar a Serbia en la arena internacional.

Djindjic chocó a menudo con el ex presidente yugoslavo Vojislav Kostunica, más nacionalista, sobre el ritmo de las reformas.

También discutió con Kostunica por su exigencia de hacer despidos sumarios de jefes de la policía y la seguridad del estado, y por las amenazas de atacar a los rebeldes de origen albanés en una zona neutral de la frontera de Kosovo con Serbia.

Djindjic enfureció a algunos socios de su coalición con presuntos intentos de sus allegados de asumir el control de las empresas estatales en el caos tras el derrocamiento de Milosevic.
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