LONDRES.- El primer ministro británico, Tony Blair, se reúne hoy con todos los miembros de su Gabinete para confirmar su apoyo, en la víspera de la cumbre con EE.UU. y España en las Islas Azores, cita en la que se podría decidir un ataque contra Irak.
El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, dijo esta mañana que un ataque a Irak es ahora "mucho más probable", aunque aseguró que "aún se trabaja para hallar una salida diplomática". Sin embargo, precisó, "el tiempo se acaba".
Straw insistió en que el conflicto "no es inevitable", pero su mensaje se interpreta como el aviso más claro hasta la fecha por parte de su Gobierno de que la guerra es inminente.
En su reunión en el archipiélago portugués, el Presidente de EE.UU., George W. Bush, el español, José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, analizarán la crisis iraquí y las posibilidades de consensuar una salida diplomática, una opción que el Reino Unido ve cada día más lejana.
Dado que Francia está dispuesta a vetar cualquier documento que autorice la guerra, la probabilidad de conseguir que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe la segunda resolución propuesta por ese trío de países es mínima.
Y ante la proximidad de un conflicto, Blair quiso hoy asegurarse que cuenta con el apoyo de sus ministros en caso de secundar una intervención militar sin aval de las Naciones Unidas.
El viceprimer ministro británico, John Prescott, el ministro de Economía, Gordon Brown, y el presidente del Partido Laborista, John Reid, en principio aliados, fueron los primeros en pasar esta mañana por su oficina en el número 10 de Downing Street.
Pero, en su empeño por respaldar la posición belicista de EE.UU. en esta crisis, el "premier" británico ha perdido, no sólo el apoyo de gran parte de la ciudadanía, sino también de algunos miembros de su Gabinete, del Parlamento y de su partido, según los analistas.
La ministra de Cooperación Internacional, Clare Short, con quien Blair se entrevistará a lo largo de la jornada, anunció el domingo pasado que dimitirá si el Reino Unido va a la guerra sin el refrendo de la ONU.
Y en la misma línea se pronunció el jueves el líder parlamentario Robin Cook, que insinuó que podría renunciar a su cargo como ya han hecho varios diputados laboristas.
Además, hace unos días, nada menos que 122 "rebeldes" laboristas votaron una moción parlamentaria en contra de las tesis belicistas de Blair.
Con este panorama, la carrera política del primer ministro podría correr peligro, si este fin de semana se descarta la vía diplomática y se aboga por la guerra sin el apoyo de la ONU, una opción que muchos letrados británicos consideran violaría la ley internacional.
El rechazo a la guerra de la opinión pública de este país se hará patente una vez más hoy con varias manifestaciones previstas en las ciudades de Londres, Leeds, York, Newcastle, Portsmouth y Exeter, en solidaridad con la "Convergencia ante la Casa Blanca" en Washington.
Varias organizaciones musulmanas harán en la capital británica su particular "ruta de embajadas" y marcharán frente a las misiones de Arabia Saudí, Turquía, Siria, Egipto, Qatar y Pakistán.
Según uno de los organizadores, Zafer Iqbal, "son los Gobiernos del mundo musulmán los que tienen el poder de parar esta guerra, ya que sin su cooperación es virtualmente imposible que EEUU pueda atacar Irak".