BAGDAD.- Decenas de periodistas extranjeros se preparaban hoy para abandonar la capital iraquí, Bagdad, mientras sigue la cuenta regresiva del ultimátum de 48 horas impuesto la noche del lunes por el Presidente estadounidense, George W. Bush, a Saddam Hussein para que abandone el país.
Ante la inminencia de la guerra, los inspectores de armas de Naciones Unidas ya salieron del país y volaron a Chipre, donde instalaron una base.
La tensión y la ansiedad dominan las calles de Bagdad y la gente teme lo peor, mientras el Presidente iraquí sigue desafiante sin mostrar indicio alguno de que vaya a cumplir con el ultimátum.
Muchos iraquíes no pudieron ver el discurso de Bush porque las antenas parabólicas están prohibidas en el país. Sin embargo, rápidamente se propagaron sus palabras, lo que impregnó de tristeza y un sentimiento de impotencia a los habitantes de la capital.
"¿Por qué deberíamos escuchar las noticias, qué podemos hacer para cambiarlo?", se preguntaba Mohamed, un taxista y padre de seis hijas.
Entretanto, un grupo de 25 "escudos humanos" españoles llegaron el domingo a Bagdad y han recibido un fax del Ministerio de Asuntos Exteriores español en el que se les insta a regresar urgentemente.
"Estamos considerando realmente el consejo y quizás nos vayamos hoy o mañana a través de Ammán (capital de Jordania), dijo Miguel Muñoz, un químico de 26 años.
Pero la australiana Dona Mulhera tiene otro punto de vista. "Me quedaré aquí a defender mi causa", dijo la escritora de 34 años.
"Me puse enferma cuando me enteré de los planes bélicos de mi país. Nosotros, los australianos, somos pacifistas y no queremos luchar contra nadie", explicó.
Por su parte, los kurdos en el norte de Irak se preparan para la guerra inminente, según medios locales.
Informaciones procedentes de Suleimanyah indican que las personas del lugar han acudido masivamente al mercado y las gasolineras para aprovisionarse de alimentos y combustible.
Un representante de la Unión Patriótica del Kurdistán, Pirot Ebrahim, dijo a la agencia de noticias iraní IRNA que hay mucha tensión entre la población, pero el pánico no ha estallado.