LONDRES.— La Cámara de los Comunes respaldó el martes la política del Primer Ministro Tony Blair en Irak al rechazar una moción contraria al uso de la fuerza militar contra Saddam Hussein.
Sin embargo, muchos legisladores disidentes del Partido Laborista de Blair votaron contra la política del Primer Ministro, demostrando que la oposición a su política militar sigue siendo fuerte en el ala más radical e izquierdista del laborismo británico.
Ante la inminencia de una guerra encabezada por Estados Unidos, los legisladores votaron 396-217 en favor del rechazo de la moción que declaraba que "la necesidad de la guerra no está demostrada". Para ello, Blair con contó con el sólido respaldo de la oposición conservadora.
Los 217 votos opositores incluyeron unos 135 del laborismo más estridente, dijeron los periodistas.
En una votación similar efectuada el mes pasado en el Parlamento, un tercio de los legisladores laboristas votó en contra del gobierno, aunque prevaleció por amplio margen la moción defendida por Blair.
"Si damos ahora marcha atrás en este enfrentamiento, los conflictos futuros serán infinitamente peores y sus efectos más devastadores", indicó Blair, en una jornada en que demostró su mejores dotes oratorias, en el debate crucial en la Cámara de los Comunes.
En la segunda votación de la noche, los legisladores aprobaron por 412 contra 149 votos la resolución gubernamental que respalda el uso de "todos los medios necesarios" para lograr el desarme iraquí.
El Primer Ministro dijo que está en juego mucho más que el desarme de Saddam Hussein. Agregó que el marco fundamental de las relaciones internacionales está siendo reexaminado.
El conflicto "determinará la forma en que Gran Bretaña y el mundo encaran la amenaza principal contra la seguridad en el siglo XXI; el desarrollo de las Naciones Unidas; las relaciones dentro de la Unión Europea; y la forma en que Estados Unidos actúa con el resto del mundo".
"Así que difícilmente podría ser el tema más importante. Determinará el flujo de las relaciones internacionales a lo largo de la próxima generación", agregó Blair.
Blair recibió un espaldarazo cuando Clare Short, que amenazó con dimitir la semana pasada y acusó a Blair de llevar una política "profundamente temeraria", anunció que votaría el martes a favor del gobierno y seguiría en su cargo de secretaria para el Desarrollo Internacional, organismo encargado de administrar la ayuda británica.
El ministro de Relaciones Exteriores, Robin Cook, renunció el lunes al no querer respaldar una guerra sin el apoyo internacional o sin respaldo doméstico. Empero, muchos observadores dijeron que su fortuna política había mermado considerablemente a consecuencia de un acrimonioso divorcio de un libro que describía sus presuntos excesos alcohólicos y otros episodios bochornosos. Agregaron que su partida era cuestión de tiempo.
