AMÁN.- Los primeros casos de infección pulmonar ya se han registrado entre los refugiados que han logrado cruzar la frontera iraquí con Jordania, debido a las bajas temperaturas nocturnas del desierto.
Los enfermos son principalmente niños, que constituyen un 20 por ciento de las 436 personas, principalmente de nacionalidad sudanesa y chadí, que se cobijan en las tiendas de lona levantadas en medio del desierto a 52 kilómetros de la frontera con Irak.
Cuatro médicos del Creciente Rojo de Jordania atienden a los enfermos donde hasta el momento los más de 120 voluntarios, entre ellos tres extranjeros de origen británico, han conseguido levantar tan sólo 100 tiendas debido a las pésimas condiciones metereológicas.
Cinco de los afectados han tenido que ser internados en el hospital de a-Ruaishid, la localidad más cercana, a unos 20 kilómetros de los campos de refugiados.
A pesar de que cada tienda de campaña, en la que se pueden resguardar hasta cinco personas, está provista con una calefacción de gasolina, el frío y el fortísimo viento en el desierto hace estragos entre sus habitantes.
El número de personas que residen en ese campamento asciende constantemente y un autobús de la Organización Internacional de Migración (OIM) transporta entre treinta y cuarenta personas cada dos horas desde la frontera de Irak a esa localidad provisional a 52 kilómetros.
La OIM se encarga también de organizar el viaje de vuelta para aquellos desplazados de terceros países, como es el caso de 250 sudaneses que ayer fueron transportados hasta el aeropuerto internacional de Jordania y desde donde volaron a sus hogares.
A su vez, la Embajada de Sudán en Bagdad les había proporcionado autobuses para que pudieran llegar hasta el paso fronterizo de al-Karama en la frontera jordano-iraquí.
La OIM, un organismo de las Naciones Unidas, se encarga de que los refugiados sean repatriados lo antes posible, lo cual se lleva a cabo con la mediación de las relevantes embajadas en Amán, en la mayoría de los casos, en cuestión de días e incluso horas.
La OIM también se encarga de proporcionar documentos a aquellos que llegan a la frontera sin pasaporte u otros papeles de identificación.
El campo de refugiados del Creciente Rojo se ocupa precisamente de esos refugiados; aquellos que no son de nacionalidad iraquí y que pueden ser devueltos a sus países de origen.
Para los refugiados iraquíes que escapan de la guerra el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) construye otro campamento cinco kilómetros más adelante, pero donde hasta el momento no se ha podido confirmar la llegada de ninguno de ellos.
Mientras, otras organizaciones de ayuda humanitaria en Amán sí han informado de iraquíes que han llegado directamente a la capital en busca de refugio y apoyo.
La Federación Internacional de la Cruz Roja y el Creciente Rojo esperan que los campos de refugiados que construyen tanto en Jordania como en Siria, país que también comparte la frontera con Irak, puedan alojar a unas 5.000 personas inicialmente.
Ese organismo internacional tiene equipamiento en Jordania para cubrir las necesidades más básicas de otros 40.000 refugiados en esos dos países y un total de 305.000 en toda la zona.
Según los cálculos de las Naciones Unidas, el reino hachemí es, de entre los países que rodean Irak, uno de los que recibirá el número más reducido de refugiados a pesar de que durante la primera guerra del Golfo, en 1991, 1.400.000 personas de diferentes nacionalidades entraron en Jordania de paso o para instalarse provisional mente.
En estos momento más de 300.000 iraquíes viven en Jordania, en condiciones muy precarias, tras dejar su país desde ese enfrentamiento bélico.