BAGDAD.- Un dirigente iraquí al que se daba por muerto apareció este domingo ante la prensa en Bagdad para prometer a las fuerzas norteamericanas y británicas una resistencia en las ciudades muy distinta a lo que denominó "su paseo por el desierto".
"Les hemos dejado pasearse por el desierto, pero todas nuestras ciudades resistirán", declaró el vicepresidente iraquí, Taha Yasín Ramadán, que según la prensa norteamericana había muerto en los bombardeos de la coalición.
Esa afirmación puede parecer pomposa teniendo en cuenta la superioridad tecnológica de las armas norteamericanas y británicas. Pero la cuestión cambia al ver las dificultades que encontraron los aliados al intentar hacerse con el control total de la ciudad fronteriza de Um Qasr, cuatro días después del comienzo de la ofensiva.
El ministro iraquí de Relaciones Exteriores, Naji Sabri, aseguró que no había caído ninguna ciudad iraquí. "Ninguna ciudad ha caído en sus manos y Um Qasr, que es una pequeña localidad aislada, sigue resistiendo", dijo en El Cairo.
Otro responsable iraquí, el ministro de Información Mohamed Said al Sahhaf, aseguró que su país podía contar con siete millones de milicianos del partido Baas, en el poder, y con otros seis millones de voluntarios.
Las fuerzas norteamericanas seguían avanzando el domingo hacia Bagdad, pero evitaban las ciudades como Nasiriya, que tiene unos 250.000 habitantes. En el cuarto día de guerra, las tropas de la coalición se enfrentaban a una resistencia mayor de lo previsto.
En la región de Nasiriya, las fuerzas iraquíes se enfrentaron a unidades de infantería estadounidenses. Un oficial norteamericano, que calificó esos combates de "leve a media intensidad", declaró que 200 soldados iraquíes habían sido capturados.
El domingo, los combates proseguían en Um Qasr, puerto estratégico del extremo sur situado en un canal que desemboca en el Golfo, después de que el sábado la coalición anunciara que controlaba esa localidad.
Los iraquíes luchan "violentamente", pero "en pequeños grupos", afirmó el general británico Brian Burridge, comandante en jefe de las tropas británicas en el Golfo, refiriéndose a Um Qasr.
"Pequeñas unidades de hombres determinados" de las fuerzas especiales iraquíes se integraron en las tropas regulares, dijo. "Probablemente se integraron para subir la moral de las tropas, lo que manifiestamente no han conseguido. Pero son sólo ellos los que luchan", afirmó.
El Presidente iraquí Saddam Hussein, que según la televisión volvió a reunirse con su entorno y que durante mucho tiempo preparó a su ejército para la confrontación, apostó sus mejores unidades en torno a Bagdad y a su ciudad natal de Tikrit, más al norte.
Se trata de unos 170.000 hombres de la Guardia Republicana y de la Guardia Republicana especial, al mando de las cuales está su propio hijo Qusai.
Como si quisieran poner de manifiesto las dificultades a las que se enfrentarán las tropas aliadas, decenas de milicianos se lanzaron en busca de dos pilotos estadounidenses o británicos que habrían sido vistos cuando saltaban en paracaídas.
Las televisiones árabes de información continua anunciaron la captura de los dos pilotos por una muchedumbre que lo celebraba con disparos al aire.