CIUDAD DE KUWAIT.- Los bomberos civiles dedicados a extinguir las llamas que consumen algunos pozos petroleros en el sur de Irak tuvieron que irse ante los combates librados en la zona que las fuerzas encabezadas por Estados Unidos había calificado como segura, dijo el lunes el comandante de los bomberos.
"No es para nada tan seguro como dijeron que era. Somos como unos patos a la espera (de que nos disparen)", dijo Brian Krause, vicepresidente de los bomberos Boots and Coots con sede en Houston.
La resistencia iraquí en los pozos petroleros refuta los alegatos estadounidenses de que el sur de Irak se halla bajo el control aliado.
La infantería de la Marina estadounidense declaró inseguros para periodistas los pozos petroleros Rumailah en Irak, provocando la cancelación de un viaje escoltado por los infantes que hubiera permitido a los reporteros ver de cerca los pozos en llamas.
Krause dijo haber recibido información de que combatientes iraquíes vestidos de paisano habían intercambiado disparos el domingo por la noche cerca de los pozos petroleros, matando a dos soldados británicos y obligando la evacuación del equipo de bomberos.
Lynn Wray, vocera de las fuerzas armadas británicas, dijo que no podía confirmar el enfrentamiento ni la ubicación, pero agregó que dos soldados británicos están desaparecidos en el sur de Irak.
Funcionarios militares estadounidenses dijeron que iraquíes armados y vestidos de civil, algunos tal vez usando mujeres y niños como escudos humanos, operan en Rumailah, al sur del país.
Krause analizó el lunes la adopción de medidas de seguridad más estrictas con funcionarios militares estadounidenses para que su equipo pueda dedicarse a la riesgosa labor de extinguir las llamas.
Una de las prioridades de los comandantes de la invasión a Irak era el control de los pozos petroleros Rumailah; ya que estrategas militares desean emplear el crudo iraquí para financiar la reconstrucción del país.
Fuerzas británicas se apoderaron inicialmente del área con casi todos los puntos claves intactos.
Krause dijo que la extinción de las llamas parece una labor sencilla, comparado con la extinción de 700 pozos incendiados por las fuerzas iraquíes cuando huían de Kuwait en la guerra del Golfo Pérsico de 1991.
"No lo veo tan difícil. El mayor problema ahora es obtener agua y seguridad suficientes", indicó.