NUEVA YORK.- La madrugada del jueves 20 de marzo (noche del miércoles en Chile) pasará a la historia como el momento en que Estados Unidos dio inicio a su intervención bélica en Irak. Sin embargo, la Segunda Guerra del Golfo Pérsico no comenzó ese día, sino que meses antes, con múltiples operaciones destinadas a penetrar en el circulo más íntimo de Saddam Hussein.
Los mejores agentes de elite de la CIA y de las Fuerzas Especiales estadounidenses se infiltraron en el corazón de Irak para preparar el camino de lo que sería una campaña destinada a derribar al líder de ese país, operación que hoy conocemos como "Libertad Iraquí".
Así lo publica este lunes la revista Newsweek, en un artículo que revela numerosos detalles de la toma de decisiones de las autoridades estadounidenses al momento de iniciar el conflicto armado en Irak.
Según la revista, "por meses, la CIA y las Fuerzas Especiales han estado trabajando con extraordinaria dificultad y peligro para tratar de penetrar el círculo íntimo de Saddam Hussein".
El artículo relata que fue la información entregada por un espía iraquí permitió a la CIA establecer con precisión la ubicación de Saddam el día miércoles 19 de marzo alrededor de las 15:00 horas (23:00 en Bagdad).
De inmediato, el director de la agencia, Geoge Tenet, se comunicó con la Casa Blanca para informar al Presidente George W. Bush, quien tenía pensado dar luz verde al bombardeo recién el viernes 21.
La fuente de la CIA –al parecer un alto oficial iraquí muy cercano a Saddam- sabía dónde dormiría el Presidente iraquí en vísperas del inicio de la guerra.
Con ese dato, Bush habría optado por adelantar el inicio de la operación y bombardear Bagdad la misma madrugada del jueves, pocas horas después de que fue informado por la agencia de inteligencia.
El Mandatario optó entonces por confiar en esa información. Si Saddam podía ser asesinado antes que comenzara la guerra, cientos o miles de vidas podrían salvarse.
Pero el tiempo se acababa, pues la operación debía realizarse antes que amaneciera. El Jefe del Comando Central de las fuerzas estadounidenses, Tommy Franks, le comunicó al Presidente que tenía hasta las 19:15 horas (03:15 en Bagdad) para ordenar el ataque.
Y Bush no lo decidió de inmediato. La operación era riesgosa, ya que no había mucho tiempo para preparar el ataque. Además, era muy posible que los misiles no tuvieran el poder necesario para destruir el bunker, contruido por ingeniería alemana, donde esa noche dormía Saddam Hussein, bajo una casa en una zona residencial en Bagdad.
"A las 19:12 el Presidente Bush ordenó el inico de la misión", publica la revista. Dos aviones F-117 despegaron de uno de los portaaviones estadounidenses apostados en el Golfo Pérsico en dirección a la capital iraquí, con el bunker de Saddam en la mira.
Ese lugar fue el principal objetivo de los misiles Tomahawk que lanzó la fuerza armada estadounidense alrededor de las 05:35 de la mañana en Irak (22:35 en Chile).
El Pentágono informó luego de ese bombardeo inicial que todos los objetivos fueron alcanzados y destruidos, pero no confirmó la suerte de Saddam. El espía iraquí tampoco aportó más información. Según Newsweek, "no lo sabía o no lo pudo decir".
Ayer, algunos informes ingleses dados a conocer por el viceministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Mike O’Brien, aseguran que el líder iraquí abandonó la capital en ambulancia por lo que habría sido herido por el bombardeo. Sin embargo, O’Brien cree que no está muerto.
Según Newsweek, esa fue la razón que tuvo Washington para adelantar el comienzo de la guerra. "La oportunidad real vino cuando la CIA pudo reclutar a un alto oficial iraquí que podía conocer la más grande vulnerabilidad de Saddam: dónde duerme cada noche".