CIUDAD DEL VATICANO.- Con el pensamiento puesto en Irak y con el corazón encogido por la guerra, Juan Pablo II volvió a hacer durante la audiencia de hoy un llamamiento en favor de la paz y dedicó la catequesis a la "caducidad" del ser humano, cuya debilidad, dijo, se debe al pecado.
Con voz firme y buen aspecto físico, el Papa invitó a todos los fieles a rezar el rosario para lograr la paz y, en holandés, abogó "para que el odio pueda ser vencido por el amor y la paz, la justicia y la solidaridad puedan crecer en cualquier esquina de la tierra, dentro del espíritu del Evangelio".
Ante varios miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Obispo de Roma dedicó la catequesis al Salmo 89, "venga sobre nosotros la bondad del Señor".
El Papa Wojtyla manifestó que este salmo presenta la eternidad de Dios y la caducidad del ser humano, "cuya existencia es frágil como la hierba que despunta por la mañana".
"Esta debilidad radical de la criatura está marcada por el pecado. Ante nuestro orgullo e ilusiones banales, conviene recordar que somos limitados. Por eso el Señor nos enseña a contar nuestros años, para que los aceptemos con sano realismo y obtengamos un corazón sensato", dijo Juan Pablo II.
El Papa Wojtyla, como es habitual, saludó en diferentes idiomas. En español tuvo palabras de afecto para los fieles presentes de España y Latinoamérica, entre ellos un grupo de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, a la Fundación Iruarritz Lezama, de Madrid, y a un colegio de Carcaixent (Valencia).
A todos animó a prepararse para la Pascua, "triunfo de la vida sobre el pecado y la muerte".
Juan Pablo II no dejó pasar la audiencia de hoy para implorar la paz en Irak, y afirmó que la guerra le tiene "el corazón encogido, oprimido".
El Pontífice pidió que se continúe con el rezo del rosario, especialmente en los santuarios marianos, para obtener por intercesión de la Virgen "la paz y la justicia en el mundo entero" y anunció que el 7 de octubre viajará Pompeya, en el sur de Italia, para rezar ante la Virgen del Rosario en el santuario de esa ciudad napolitana.