ILANDSTUHL, Alemania.- El primer indicio de que había problemas fue cuando un grupo de civiles iraquíes que parecían un tanto "nerviosos" comenzó a correr junto a las tropas estadounidenses que avanzaban en sus vehículos blindados. Acto seguido, un misil hizo blanco en el transporte.
Así recuerda el momento en que fue herido el sargento Charles Horgan, que se recupera de una herida en su pierna derecha, luego de incidente del sábado pasado, cerca de un puente en la ciudad de Nasiriyah.
Esta mañana, él y otros solados que también resultaron heridos en Irak, relataron sus experiencias ante los periodistas en Alemania, donde fueron trasladados para su recuperación.
El sargento Horgan, que era el artillero de un Humvee (vehículo militar liviano), recuerda que junto a su división se encontraba sobre un puente en la ciudad de Nasiriyah. Dijo que le llamó la atención el que una media docena de civiles corriesen junto a la patrulla a medida que se acercaban al puente.
"Algo no funcionaba con esa gente. Parecían nerviosos, alterados", relató Horgan, quien tiene 21 años. "Uno tenía un rifle, de modo que viré la mira. Fue ahí que escuché un zumbido y me dije: 'Mi Dios, voy a morir'".
"No terminé de pensar en eso cuando se produjo una explosión y salí disparado del vehículo", agregó.
El sargento Jamie Villafañe, que conducía el Humvee del 1er Batallón del 30° Regimiento de Infantería, con sede en el Fuerte Benning, del estado de Georgia, dijo que el pelotón investigaba informes de que se habían reunido varios civiles en el puente cuando el transporte fue alcanzado por un misil.
Indicó que el ataque no fue del todo sorpresivo.
"Nos habían dicho que podía pasar algo", manifestó Villafañe, de 31 años, de Brentwood, estado de Nueva York. "Tal vez nos confiamos demasiado, ya que hasta ahora nunca habíamos tenido problemas con civiles", acotó.
Villafañe resultó lastimado en su brazo izquierdo, pero dijo que logró retomar el control del Humvee, persiguió a los atacantes y logró que cuatro de ellos depusiesen sus armas y se entregasen.
"Estaban aterrorizados. Tenían túnicas y parecían beduinos", comentó el militar, quien tiene un yeso en su brazo.
"Uno realmente no desea volver allí (a Irak)", admitió Villavañe, quien está casado y tiene hijos.
Una situación similar vivió el cabo de la infantería de marina Lance Joshua Menard, quien también se repone de heridas sufridas en la guerra. Según su relato, participó en un episodio parecido el domingo en un puente sobre el río Eufrates en Nasiriyah, al sur.
Menard, de 21 años, expresó que su unidad fue atacada con armas automáticas cuando custodiaba el puente en la que fue "nuestra primera misión en nuestro avance hacia Bagdad".
"Estaba en el puente con otros seis infantes, dejando pasar nuestras tropas, cuando unos individuos que parecían ser civiles se aparecieron con metrallas AK-47 y abrieron fuego contra nosotros", manifestó Menard.
Los soldados heridos regresarán a Estados Unidos en los próximos días.